Cuando Min-Ah da sus primeros pasos en el mundo corporativo al comenzar su trabajo en una revista de renombre, está lista para enfrentar los desafíos típicos del mundo laboral. Sin embargo, pronto se encuentra con su nueva jefa, la Srta. Kim, quien...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
"Eres hermosa" fue lo último que le escuché decir a la Srta. Kim. Esa noche, nos besamos apasionadamente debajo de las sábanas. Habría dado lo que fuera para que la noche fuera más larga. Dormí en sus brazos. Fue una experiencia mágica, sentir su calor, escuchar los latidos de su corazón, acariciar su piel. No cambiaría nada de esa noche.
De la mañana, podría decir todo lo contrario. Desperté entre las suaves sábanas de algodón, apreciando el aroma de su perfume en las almohadas, y disfrutando del recuerdo de su tacto en mi piel. Sonreía como una tonta enamorada y no podía creer que la mujer de mis sueños me hubiera permitido pasar la noche a su lado. De repente, la puerta del baño se abrió, y ella salió, envuelta en una toalla que dejaba entrever su silueta. Hice un esfuerzo por incorporarme para saludarla, pero en cuanto pude ver su rostro, supe que algo iba mal: una mancha negra en sus labios se extendía hacia su cuello. Su mirada tensa y su expresión ansiosa no presagiaban buenas noticias.
—¿Qué hora es? —preguntó con un tono serio, su voz sonando ronca y carrasposa.
Busqué mi teléfono celular a toda prisa, pero no tenía recuerdo de haberlo traído conmigo la noche anterior, así que me rendí tan pronto supe que no sería de gran ayuda en ese momento. La incertidumbre en el aire se volvía cada vez más palpable, y la mancha negra en sus labios y cuello solo aumentaba mi inquietud.
—Min-Ah, ¿qué hora es? —insistió.
—No lo sé, ¿qué sucede? Srta. Kim, su boca.
—Esto no puede estar pasando —noté un pequeño matiz en su tono de voz mientras se acercaba a la ventana. Con desconcierto y asombro, corrió la pesada cortina de terciopelo color burdeos y le echó un vistazo afuera. La luz de la mañana inundó la habitación, iluminando su rostro—. Es de día.
—¿Señorita Kim? —examiné con confusión, sin entender lo que estaba sucediendo. Algo no encajaba. Me tomó unos segundos darme cuenta de que no era la Srta. Kim quien estaba frente a mí—. ¿Sky?
—Sí, ¿qué estoy haciendo aquí?
—Sky, ¿qué pasa?
—Hay sol afuera...
—No entiendo nada. Háblame, ¿qué sucede?
—No sé, desperté hace un rato y fui al baño, y vi que tenía esto en mi boca —señaló, pasando sus manos sobre sus labios en un intento de borrar la mancha—. ¿Qué pasó anoche?
—Mmmh... —aclaré la garganta antes de darle una respuesta concreta—. Nos besamos.
—¿Eso es todo?
—Sí, ¿por qué lo preguntas?
—Esto ya había pasado antes, pero no así.
—Estoy perdida, Sky, ¿qué está pasando?
—¿No te das cuenta? Es de día, Min-Ah. No debería estar aquí, mi "labial" es una pista de que algo definitivamente no anda bien. ¿No te das cuenta?
