CAPÍTULO VI

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—¿Vas a decirlo o no?— Le pregunté seriamente al chico. Se había callado desde que llegó Lidia, así que tal vez era algo relacionado a ella.

—Sí, adelante sigue hablando. No te preocupes por mi, me importa muy poco lo que diga alguien como tú.— Dijo Lidia mientras se acercaba a mi lado, viendo al chico con superioridad y una mirada fría penetrante que nunca había visto.

—¿Alguien como yo?— Ese chico respondió ofendido, la veía molesto y antes de poder contestarle algo más, Lidia jaló mi brazo para irnos de ahí.

—Vamos Enrique, no tengo el más mínimo deseo de hablar con ese chico.—

La veía confundido, no entendía porque actuaba así, aunque estaba siendo algo respetuosa seguía siendo algo grosera la manera en hablarle al chico. Me detuve y atraje mi brazo hacia mí, soltandome de la mano de Lidia.

—Lo siento Lidia, pero, me voy a quedar con este chico. Después de todo, él es la persona que está a cargo de cuidarme durante estas semanas.— Dije mientras volteaba a ver al chico detrás mío y le sonreía amablemente.

—Como quieras. Nos vemos en el cumpleaños de Damián, estoy ansiosa por saber que pasará con respecto a lo que hablamos.— Lidia se veía algo molesta pero no sabía porque, ¿Tal vez este chico había hecho algo mal? No me sorprendería que fuera así.

Lidia comenzó a alejarse de mí habitación y de nosotros, el chico se acercó a mí y pude sentir como su brazo se acercaba a mi hombro. Lo miré de reojo con frialdad mientras fruncía el ceño.

—Aléjate, no somos amigos ni nada especial.— Le dije al chico mientras veía como se sorprendía y alejaba rápidamente su brazo de mí.

—¿Por qué me sonrió? No me molesta, es solo que, usted me ve como si le molestará mi presencia.— Dijo el chico mientras se alejaba dos pasos de mí.

—No es “como si”, me molesta tu presencia. Pero no estoy de acuerdo con la forma en la se refirió a ti.— Dije mientras me cruzaba de brazos y lo veía con indiferencia.

—Príncipe, le retiramos los postres que llevaron a su habitación. En unos minutos llegará su comida.—

—Esta bien, gracias.— Respondí amablemente a la sirvienta con una sonrisa. Entré a mi habitación y detrás mío venía ese chico.

—¿No deberías estar en la academia en este momento?— Le pregunté mientras intentaba caminar hasta mi cama y poder recostarme para descansar.

—Sí, pero pedí permiso de faltar tres días. Por estos tres días estaré estudiando desde tu habitación.— Dijo con una sonrisa algo alegre mientras se sentaba en el piso justo a lado del clóset.

—¿Y por qué desde mi habitación? Puedes hacerlo desde tu casa, y no te sientes ahí. ¿No crees que para algo se hicieron las sillas?— Le respondí mientras me sentaba en mi cama. No es que me preocupara su comidad, sino que, es de muy mal gusto que alguien entré a mi habitación y lo vean sentado en el piso.

Hizo caso y se sentó en la silla que estaba frente a mi escritorio. Viéndome con esa mirada tan rara, me sentía algo incómodo que me viera fijamente… como si me analizará, cada detalle de la cara, cada expresión y acción.

Pronto llegó la comida, tal y como lo había esperado, solo habían traído un plato de comida. Pedí que trajeran otro, para ese chico. Iba a ser incómodo que solo me viera comer, lo mejor era comer juntos.

—¿Acaso no te dije que no me tutearas? Sigues haciéndolo y es algo molesto que lo hagas, más sí es frente a personas de alto rango.— Estábamos comiendo juntos, me era algo incómodo pues no acostumbro a compartir la hora de comer con alguien más aparte de mi madre.

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⏰ Last updated: May 06 ⏰

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