CAPITULO V

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—Buenos días Príncipe Enrique.— Dijo un voz amable y suave.

Comencé abrir los ojos mientras los frotaba para limpiar mis lagañas. Pude ver una sombra pero aún no distinguía a la persona frente a mí, la luz del sol entrando por mi ventana me impedía abrir bien los ojos y poder ver a esa persona.

Después de unos segundos pude aclarar mi vista y pude ver a la persona frente a mí.

—¡¿Tú?! ¡¿Qué haces aquí?!— Pregunté confundido mientras me levantaba de la almohada y me hacía hacia atrás.

—Estoy aquí para cuidarte, es una manera de disculpa por lo que hice.— Dijo ese chico mientras dejaba la bandeja con mi desayuno en la mesa de noche a lado de mi cama.

—Vete de aquí, no quiero que seas tú quien me cuide. Háblale a mi Nana, necesito ir a cambiarme.— Dije mientras me tranquilizaba y trataba de sentarme en la orilla de mi cama.

—Tu Nana no está, dijo que estaría con tu hermano Damián.— Dijo el chico mientras se acercaba a mí para ayudarme a sentarme en la orilla de mi cama.

—Estupido Damián, bueno háblale a una sirvienta para que venga.—

—Las sirvientas están ocupadas con la fiesta para el cumpleaños de Damián.— Dijo el chico al mismo tiempo que tomaba mi mano para ayudarme a levantarme de la cama.

[ ¡Dios! ¿Es qué acaso nadie está disponible? Lo último que quiero es estar todo el día con este inútil, ¿Que puedo hacer para que se vaya? Si se lo pido me dirá que no por su estúpida conciencia. ]

—Ugh… ¿Y entonces qué? ¿Tú serás el que estará conmigo todo el día?— Dije mientras el chico me ayudaba a caminar para acercarme a mi escritorio.

—Sí, bueno no solo hoy. Te cuidare hasta que tú tobillo mejore.— Dijo el chico con una sonrisa amable en su rostro mientras iba por la bandeja de mi desayuno.

[ Dios… ¡De todas las personas, justo tenía que ser este chico estúpido y con falta de sentido común!.. ] suspiré mientras me resignaba a la idea…

—Aquí está el desayuno, espero lo disfrutes mucho. En fin cuéntame qué soñaste.—  Dijo el chico mientras acomodaba el plato de comida en el escritorio.

—¿Disculpa?— Lo miré confundido y algo molesto. ¿Era algúna clase de chico raro?

—Sí, cuéntame lo que soñaste.— Dijo el chico mientras acercaba una silla al escritorio y se recargaba en el mientras me veía con una mirada alegre esperando que le contara.

—Uhh… esto es raro, para empezar deja de verme con esa mirada de estúpido y lárgate de mi habitación. Te hablaré si necesito algo, sólo déjame solo.— Dije con un tono de voz algo confuso e incómodo, lo último que necesitaba era que él estuviera en la misma habitación que yo.

—¡Oh vamos! Estoy intentando romper la tensión entre nosotros. Al menos intenta colaborar conmigo.— Dijo el chico mientras se quejaba y se hacía hacia atrás en la silla.

[ Dios no me des fuerzas que me levanto y lo saco a patadas de mi habitación. ] Pensaba mientras sonreía forzosamente y apretaba con mi mano la cuchara.

Exhalé mientras aligeraba mi mano.

—¿Por qué quieres que nos llevemos bien? Da igual si nos llevamos bien o no, sólo estás aquí para cuidar de mí.— Dije mientras lo veía confundido. Agarré una cucharada de comida y la metí a mi boca mientras esperaba la respuesta del chico.

—Sólo quiero que nos llevemos bien, ¿Acaso es tan malo que quiera tener una buena relación contigo?—

—Eso no responde a mi pregunta. Y deja de tutearme, no porque tengamos la misma edad me vas hablar como se te pegue la gana.—

HEREDEROWhere stories live. Discover now