CAPITULO II

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Me encontraba en mi habitación haciendo mi tarea mientras escuchaba música, mi escritorio estaba cerca de la ventana y la cortina estaba abierta, así que podía ver lo que pasaba en el jardín. Los jardineros arreglaban el césped, estilizaban los pequeños árboles y arbustos, recogían las frutas más maduras. Era algo normal si pronto se hiciera una fiesta, este baile sería en honor a mi hermano mayor. Él estaba en un entrenamiento para ser un buen rey después de mi padre, este viernes vendría a casa a festejar su cumpleaños.

De pronto mis pensamientos fueron interrumpidos cuando escuché un escándalo de los perros en el jardín. Me levanté de mi silla y me apresuré a la ventana, pude ver cómo Niky y Max estaban cubiertos de lodo mientras perseguían a un chico, el chico tenía el uniforme que usan los de la academia de aspirantes a guardias de la nobleza. No pude reconocer al chico pues estaba todo mojado y lleno de tierra, solo veía que corría por el césped recién cortado y por dónde estaban las rosas de la entrada. Los jardineros le gritaban que se detuviera pero los perros lo correteaban tratando de alcanzarlo y morderlo.

Abrí la ventana y le grité a Niky y Max que se detuvieran. —¡Niky, Max, alto!— después de gritar eso, ellos se detuvieron pero aquel chico ya había escapado lejos del jardín dejando todo un desastre en los rosales.

Por la tarde fui al comedor, cuando estaban sirviendo la comida pude oír como le decían a mi madre que un chico de la academia de guardias había hecho un desastre en el jardín. Mi madre se molestó pero no pidió que buscarán al chico, pidió que lo arreglaran rápido porque el baile se había adelantado y seria al día siguiente. Yo me sorprendí y le pregunté a mi madre. —¿Por qué adelantaste tanto el baile? Faltaban solo dos días.— Mi madre me vio y me respondió algo estresada. —Tu hermano vendrá antes porque quiere pasar su cumpleaños solo con la familia y sus amigos, nos pidió que el baile se hiciera el jueves.— Dijo mi madre mientras se sentaba a comer.

—El viernes vendrán varias doncellas, condesas, condes, duquesas y duques del colegio de tu hermano. No vayas hacer algo vergonzoso y portate como lo que eres, un príncipe.— Dijo mi madre mientras me veía seriamente y con el ceño un poco fruncido.

—Sí madre, ¿Podré invitar también a mis amigos?— Dije mientras bajaba la mirada hacia mi plato, no quería ver esa mirada de mi madre, me hacía sentir incómodo y nervioso.

—Sí, siempre y cuando sean de buen estatus social.— Ella no quería que hubieran personas de un rango inferior a nosotros, debíamos tratar públicamente solo con los de un buen estatus, buen nivel económico y de una excelente familia.

El día del baile llegó, faltaba solo una hora para que comenzarán a llegar los invitados. Estaba en mi habitación arreglandome, mi traje resaltaba mi imagen, me estaba poniendo loción hasta que alguien tocó la puerta de mi habitación.

—Ugh… hueles a imbécil.— Era mi hermano Damián, estaba entrando a mi habitación. Lo miré molesto mientras le aventaba el broche del escudo de nuestra familia.

—Deja de ser un estrés, ponte esto antes de que mamá te vea. ¿Con quién bailaras hoy?— Le pregunté sarcásticamente a mi hermano mientras lo veía de manera burlesca.

—Ya sabes, tal vez con alguna de las chicas de mi colegio o una duquesa, doncella, plebeya o sirvienta. Mientras sea de mi agrado su estatus no importa, tal vez pase la noche con una o dos.— Dijo mi hermano mientras se sentaba en mi cama, era un mujeriego de lo peor. Mi madre ya había hablado con él por su actitud y los chismes que habían empezado a surgir después de haber estado con una plebeya y que está estuviera diciendo por todo el pueblo que salía con el príncipe heredero.

—Eres un imbécil, no sé cómo siguen cayendo ante ti esas chicas. Vete de aquí que tienes que recibir a los invitados.— Le dije a Damián mientras yo salía de mi habitación, no soportaba estar cerca de él cuando hablaba así.

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