Señor y Señora Dornan

Capitulo 23

Perspectiva de Jamie Dornan

Estaciono el auto afuera del luminoso local, es totalmente increíble que en esta ciudad también haya un lugar de estos... Lo que uno se puede encontrar si da una vuelta de noche por las ciudades de Estados Unidos increíble, al igual que la última vez que fui a un local parecido hace unas semanas me quedo sentado dentro del auto alquilado escuchando una melodía que expide la radio y observando el anillo de boda que se encuentra bien metido en mi dedo tomando valor para entrar a ese lugar nuevamente pero está vez quizás será para cometer el peor error de mi vida.

Suspiro fuertemente al encontrar esa respuesta que tengo totalmente clara... Lo hago por ella y nada más que por ella, quito mis manos del volante lentamente con mucha reticencia pues se que cuando salga de este auto estaré más cerca de cometer está locura que va contra todos mis principios.

Salgo lentamente del auto abrochándome bien la casaca de cuero negra que protege mi polo gris ajustado que llevo puesto pues si alguien ve mis pectorales aunque tenga estos lentes de sol me reconocerán y que me vean entrar a este lugar no quiero ni imaginarme todo el escándalo que van a armar y seguramente la madre de Dakota llamara para que me divorcio de su hija y nada de eso está en mis planes más próximos... Definitivamente tengo que volver viejo al lado de mi esposa y una tontería no nos va separar.

Camino con paso un poco lento pero firme lanzando las llaves del auto al aire y cogiéndolo rápidamente... Bueno no quiero arriesgarme a romper otro celular así que mejor estoy lanzando las llaves que no corren ningún peligro de romperse si se caen al piso, es una manía un poco molesta esto de lanzar cosas al aire pero no lo puedo evitar además que extrañamente me relaja un poco.

Detengo mi andar delante del club que expide una luces muy brillantes moradas y azules, de reojo veo entrar y salir hombres de traje, algunos son empresarios de los que he leído alguna nota en el Seattle News, me meto mis manos en los bolsillos de mi pantalón jean negro calentándome un poco de esta noche tan fría que hay en Vancouver.

El guardia de seguridad que hay en la puerta me mira totalmente serio con las expresiones en su rostro duras y sus mejillas regordetas con un pequeño rubor rojo que resalta de su piel blanca... Créeme gordito este es el último lugar en el que quisiera estar.... Una sonrisa estúpida se me dibuja en la cara ante mis locos y estúpidos pensamientos... Ah de ser porque estoy muy nervioso.

El aire helado que corre por las calles azota sin piedad mi rostro libre de barba mientras espero que Liam llegue para terminar con está mierda lo antes posible.... Espero... Espero.... Pero lo único que llegan son hombres que no son Liam y un viento cada vez más helado, estoy pelándome de frío aunque me encuentro protegido con está chaqueta, definitivamente en este momento estaría mejor al lado de mi esposa en la cama, yo abrazado a ella fuertemente como si mi vida dependiera de ello mientras mi mujer lee un libro o ve algún programa en la molesta televisión... Pero a quien engaño cualquier momento sería mejor al lado de ella, el simple hecho que este conmigo lo hace genial haga lo que haga, pero definitivamente agradezco que no esté acá conmigo para compartir está nueva experiencia de la que no me voy a sentir para nada orgulloso.

-Jamie ya estás acá.- (pues si yo llego a la hora ya que no me entretengo azotando a alguna mujer) volteo cuando escucho la voz de aquel hombre, le sonrío extendiéndole la mano que él recibe luego de un momento, observo como su cabeza calva se ilumina por las luces al igual que todas las facciones de su rostro.- Disculpa por la demora.- habla soltando mi mano, yo asiento frunciendo un poco el ceño pues me desespera que me citen a una hora y que lleguen pasado minutos... Y que hagan eso cuando me estoy muriendo de los nervios es mucho peor, demasiado.- Será mejor que pasemos para acabar con esto rápidamente.-