Capitulo 10

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Después de salir del despacho de la maldita directora entendí que ya estaba llegando tarde a clase por lo que dadas las circunstancias decidí saltarmela. Corrí al gimnasio, pues si mi prodigiosa memoria no me fallaba ahora mismo estarían entrenando los jugadores seleccionados para competir en las olimpiadas de baloncesto que el instituto organizaba. Me encantaba asistir a esas clases mas que nada porque, al final todos los chicos acaban quitándose la camiseta y, he de decir que las vistas no son nada malas. ¿Que queréis que haga? Los culpables de tener el cuerpo de un autentico dios griego son ellos, yo solo soy partícipe de contemplar tal gloriosa obra de arte. Flotando en mi propia nube de pensamientos llegue al gimnasio y los chicos ya se encontraban entrenando. Pude reconocer entre ellos a Shawn, Josh, Hunter, Cody, Tayler, Nash, Jack, Christian y Mark. Ellos eran por decirlo de alguna forma los "Populares" del instituto. Muy cliché, lo sé. Josh era un chico de estatura promedio de un chico de su edad con el pelo negro muy oscuro y los ojos de igual color. Hunter era mas o menos el "Chico Malo" de pelo castaño oscuro y ojos negros como dos aceitunas. Cuando entré a este instituto he de decir que estuve colada por Hunter durante dos semestres enteros pero, cuando este se comenzo a interesar en mi comprendí que era un mujeriego de primera y que solo usa a las chicas para una jodida noche de diversión. Los chicos así sinceramente me parecen unos completos cerdos. Después le sigue Cody, el mas bajito del grupo de pelo rizado castaño claro y ojos azules verdosos. A este le sigue Tayler, alto y musculoso pero arrogante y egocentrico. Tiene el cabello rubio oscuro y los ojos castaños verdosos. Luego tenemos a Nash, típico chico pelirrojo con pecas que ama ir en skate. Yo antes era skater pero acabe dejandolo. Jack esta mas bueno que un queso. Tiene el cabello rubio y los ojos castaños un cuerpazo sacado de una revista de modelos y un corazón enorme. Pero, como obviamente lo bueno no dura mucho se descubrió hace poco que es gay. Aun así hay muchas chicas que siguen babeando por el, y, si, podéis incluirme en esa lista. Y por último tenemos a Christian. Pelo color café con las puntas tintadas de azul eléctrico y ojos azules oscuros. El también da el pego de "Chico malo" ya que hasta tiene tatuajes en los brazos y parte del torso (soy una gran observadora cuando algo me interesa, lo se) y pues también llegue a sentirme atraída por su persona. Pero es que vamos si ya esta muy cachas y encima tiene tatuajes...solo puedo decir ¡u la la! Subí a las gradas y me senté en un asiento azul de la primera fila. No esta de mas decir que al entrenador no le importa lo mas mínimo que este algunas veces presente en el entrenamiento de los chicos, pues, soy sin duda alguna, una de sus mejores alumnas. Heche otro vistazo rápido al campo y entonces recai en la persona que estaba justo por hacer una excelente canasta. Era imposible, el no podía, simplemente no... Y en ese momento algo hizo "Clik" en mi cabeza.

-Me he apuntado a tu instituto

Y esa frase que el hijo de fruta me había dicho hacia apenas dos noches se instalo en mi cabeza haciendo que pudiera verlo todo con mas claridad. Ah, no, no era eso, mi vista se estaba nublando poco a poco y, después de ver unicamente un punto negro me sumi en una profunda oscuridad.

***

Cuando desperté horas mas tarde descubri que no estaba en el gimnasio del instituto. Me dolía horrores la cabeza. Me incorpore a duras penas y heche una mirada alrededor. Casi todo allí era blanco o tonos pasteles, si, me encontraba nada mas y nada menos que en la enfermería. Unos ojos azules examinaban atentamente mi rostro con el ceño fruncido dando a entender que se encontraba notablemente preocupado. Terminé alzandome de golpe intimidada por su mirada y mi frente choco con la suya tirandome hacia atrás, sin embargo, antes de darme un golpetazo con la dura camilla unas manos sostuvieron mi cabeza para lentamente tumbarme de nuevo. Estaba comenzando a marearme y eso no era una buena señal. Acaricie mis sienes con las yemas de mis dedos y, note como la sensación de mareo disminuía poco a poco.
-¿Que ha pasado?- me atreví a preguntar por fin después de varios minutos de silencio.
-No se, dímelo tu- se detuvo para observar mis rasgos de mas cerca- solo te vi entrar al gimnasio y te sentaste en las gradas. Luego no se que te ocurrió pero terminaste en el suelo desmayada. Te golpeaste la frente por si te lo preguntabas y menudo chichon te ha salido.
-Ah...¿Que hora es?
-Las- miro su reloj de muñeca- cinco menos veinte.
Oh cielos, mis padres y Jake me van a matar, y aun soy muy joven para morir.
-¿Cuanto tiempo llevo inconsciente? ¿Y la enfermera?
-Respecto a tu primera pregunta, llevabas casi dos horas, y sobre la segunda, su turno termino por lo que te dejó a mi cargo.
-¿Que? La enfermera definitivamente esta drogada.
El río flojito.
-¿Que pasa?- preguntó burlon- ¿No confias en mi nena?
Ya volvemos con el apodo de las narices.
-Claro que no confió en ti, y, ya te dije que odio que me llames nena
-Eso me ofendio querida- se llevó una mano al corazón y cerro los ojos fingiendo tristeza, pero a mi, solo me provoco risa- ya lo se, por eso te lo sigo diciendo- se inclino hacia mi oido- nena- susurro.
Inhalé y exhalé aire repetidas veces tratando de evitar extrangularlo, ya que, estaba claro que, obviamente lo hacia aposta.
-¿Porque me trajiste tu a la enfermería?- pregunte ignorando lo que, el, segundos antes, había hecho.
-El entrenador me escogió a mi, deberías haber visto la cara de celos que puso tu amigo- soltó una ligera carcajada.
-¿Que? ¿Shawn?
Miércoles. Con todo lo que había pasado no me había acordado de mi mejor amigo, y, ahora que lo pienso habíamos quedado esta tarde, bueno, aun me da tiempo.
-Si, ese, el de pelo oscuro y ojos color miel.
Seh, indudablemente ese era nada mas y nada menos que Shawn.
-Pues tengo que irme ya- me incorpore muy lentamente tratando de no marearme.
-La enfermera dijo que no hicieses ningun movimiento brusco y que te pusieras esta pomada en el chichon tres veces al dia durante una semana- dijo sacando del bolsillo izquierdo de su pantalon una pomada especializada para golpes de ese tipo.
-Me importa un comino lo que la drogadicta esa haya dicho- tengo prisa-salte de la camilla al suelo y, accidentalmente coloque mis manos en el pecho de Jaden a causa del mareo que ese salto me había provocado para evitar caerme y mientras tanto volver a estabilizarme.
Santa mierda, me había perdido la mejor parte del entrenamiento, aquella en la que los chicos mas ardientes de todo el instituto se paseaban sin camiseta hasta llegar al vestuario. Odio mi vida.
-Te acompaño- rodeo mi cintura con sus brazos atrayendome hacia el.
-Puedo sola- me desice de su agarre y, si no llega a ser porque inmediatamente el imbécil volvió a rodear mi cintura ahora no tendría solo un chichon, sino dos.
No pensaba agradecerle nada de lo que estaba haciendo por mi, no, aun no he caido tan bajo.
-Esta bien- resoplé- vamos
El sonrió. No era una sonrisa de niño arrogante e egocéntrico sino una de victoria. Cuanto odio a este chico.

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