Dos años después de ser rechazado por su mate y abandonar su manada, Choi Beomgyu se ve obligado a volver para un gran evento .
Es fácil, solo tendrá que aguantar dos semanas, ¿Qué tan difícil podría ser?
Solo dos semanas, conviviendo con su mate
...
-Papá, ¿puedes oírme? -activé mi link apenas salí de casa.
-Claro, cachorro; ¿qué necesitas?
Yo sonreí, amo la forma en la que él es expresivo conmigo.
-¿Dónde estás?
-En el campo de entrenamiento número cuatro, ¿por qué?
-Voy en camino.
-¿No deberías quedarte con Taehyun?
-Taehyun está durmiendo.
-¿Y? Aún deberías quedarte, no es seguro para él estar aquí, y...
-Mama no piensa lo mismo.
El silencio por unos segundos me hizo aguantar una sonrisa.
-Te espero aquí.
Reí un poco y seguí caminando.
-Mierda, ¿por qué no traje mi gorra?
Miradas curiosas, esperanzadas, juzgándome en silencio o con pequeños susurros inevitables para mis sentidos, me rodearon. Tan incómodo y sofocante, pero no lo suficiente como para que baje la cabeza. Preferible ser el centro del pueblo, que llevarle la contraria a mi madre. Y siguiendo con su crianza, nadie notará mi descontento; demostraré que mi decisión es firme, y no les crearé falsas ilusiones. Sobre todo, no agacharé la cabeza delante de los cuatro arrogantes betas que se formaban delante de mi padre. Ellos notaron mi llegada, y yo el temor que recorría sus cuerpos.
-Muy bien, ¡comencemos!
Una mañana interesante...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Dos horas después ya podía entender por qué mi padre no se decidía. No es por egocéntrico, pero esos betas no me llegaban ni a los talones. ¿Se supone que uno de ellos sería la mano derecha de Yeonjun? Claro que no, no era posible. Es decir, no es que fueran malos. Pero a comparación conmigo, es imposible que Yeonjun se conforme. Y si soy completamente sincera, mi lado salvaje siente celos. Luché por ser su perfecto compañero (irónicamente, sí lo hice y me odié por ello); me adapté a cada uno de sus gestos, y no veo que alguno de los presentes esté dispuestos a alcanzar dicho nivel. Si con tan poco tiempo ya se agotaron, ni me imagino en un campo de batalla. Les hace falta entrenar con mi madre; ella sí los endereza o los manda la tumba.
-¡Cariño!
-¿Mamá?
-Cariño, puede ser que haya perdido a Taehyun...
La sonrisa de mi rostro se borró.
-¿¡Lo perdiste!? ¿¡Cómo, que lo perdiste!?
-Cuidado con tu tono, jovencito.
Amenazada, bajé un cambio.
-Lo siento, mamá... ¿Cómo fue que lo perdiste?
-No lo sé, solo salí por unos minutos para ir a la despensa y luego ya no estaba.