Capítulo 29 | Venga, feliz día

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Retiró el taburete de mi lado y se sentó en él, dejando el portátil en la barra. Vi que tenía abierto el mismo programa de edición que usaba Theo y que yo jamás había logrado comprender. Demasiadas cosas y términos que no entendía.

―¿Vas a editar ahora?

―Sí. No tengo más tiempo estos días. Y esto sale el jueves. Tengo una hora. Edito mientras desayuno, ya lo hice el semestre pasado.

―Me gustaría poder ofrecerte mi ayuda, pero no entiendo nada de edición ―murmuré con una mueca.

Me miró con el ceño fruncido.

―No te atrevas a sentirte mal por esto, Alaric. Suficiente estás haciendo por mí. No sé cómo voy a poder pagarte todo esto.

―Sabes cómo ―bromeé con picardía.

―¿Insinúas que me seguirás haciendo favores a cambio de sexo?

Se me borró la sonrisa de un plumazo al percibir la seriedad con la que hablaba.

―No, no lo decía...

Agarró mi sudadera y tiró de mí hasta juntar nuestros labios.

―Ya sé que bromeabas, bobo ―murmuró sobre mis labios.

―No me hagas estas cosas, que por las mañanas no soy capaz de pillar las bromas.

Se rio y acarició mi barbilla antes de separarse un poco de mí.

―No tienes que pagar nada de lo que hago, de ninguna forma, Aurora. Lo hago porque quiero y porque sé que tú lo harías por mí. Y no te entretengo más, que si no se te echará el tiempo encima.

―Pero no te vayas ―se apresuró a decir―. Desayuna aquí conmigo.

―No me muevo de aquí.

Desayunamos juntos mientras ella editaba y charlábamos de vez en cuando, cuando ella hacía alguna pausa. Yo aproveché para revisar la cuenta de Instagram de Enfoque Whitman, ya que era día de episodio e importaba mucho aumentar las interacciones. O eso decía Theo. Yo le hacía caso. Respondí mensajes, resubí a historias algunas menciones, comenté publicaciones a las que nos habían etiquetado...

―Un poco más y se me cuela esto ―murmuró.

Miré la pantalla del ordenador y vi que se estaba reproduciendo el momento en el que me desperté y fui a saludarla. Era la primera vez que me veía a mí mismo besar a una chica y mirarla... así. Y que me miraran así. Aurora eliminó ese frame y procuró que no se colara tampoco el audio.

―Para mi vídeo romantizando mi semana de exámenes hubiese sido la bomba... ―bromeó en un susurro. A mí se me escapó una risa, ganándome una sonrisa por su parte.

―No me digas que estás haciendo un vídeo de esos.

―No tengo tiempo para ello ―me aseguró riéndose―. ¿Sabes que en menos de dos semanas es mi cumpleaños?

―Algo sé.

―Como regalo quiero que hagas un vídeo romantizando tu día.

―Y una mierda ―respondí al instante.

―Tengo diez días para convencerte.

―No lo harás.

―Ya lo veremos.

Acabó de editar cuando la cocina tomó luz propia gracias al sol de afuera. Ver que no había ni una nube en el cielo pareció alegrar a Aurora, que bajó la tapa del portátil con una sonrisa.

―Voy a ponerme vestido sin medias ―canturreó contenta, levantándose del taburete―. Ahora vuelvo.

Realmente, el buen tiempo la ponía feliz de verdad. Recogí un poco la cocina mientras la esperaba, aunque no tardó mucho en pedirme que me acercara al dormitorio. Y fue duro. Mucho. Porque estaba allí, en medio de la habitación, en ropa interior y mirando tres vestidos tendidos sobre la cama.

En las nubes ©Where stories live. Discover now