Contemplé la botella, vacía.
Me jodía pensar que mi vida se reflejaba en aquel molde de cristal, frágil ante cualquier mano que no supiese manejarlo. Momentos antes había estado lleno, sin espacio que pudiese ser rellenado. Pero ahora solo era cristal hueco.
Esa botella había acabado conmigo, me había hecho perder todo lo que quería. Sin embargo, no era capaz de abandonarla.
La observé un momento antes de cogerla y romperla en mil pedazos contra el suelo.
Una maldita botella. Mi vida.
Cada trozo de ella reflejaba un pedazo de mí.
Me pregunté cuanto tardaría en acabar como ella.
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Microrrelatos y otras cosas
RandomEl mundo de la literatura es sin lugar a dudas maravilloso, pero incluso en él hay formatos que no tienen el reconocimiento que se merecen. Un ejemplo de esto es el microrrelato, un formato que nos invita a contar algo en 100 palabras (más o menos)...