Capítulo V

128 17 1
                                    

Charles volvió con su padre.
Igual que lo habían recogido, como si fuera un paquete, lo llevaron de regreso al palacio.

Él entro en los aposentos de su padre, temblando, deseando con desesperación que todo lo que Sergio le había dicho fuera mentira.

Cerró la puerta, se apoyó sobre ella y cerró los ojos. Necesitaba recuperar la compostura antes de hablar con su padre.

—Mio cara figlio ¿Dónde has estado toda la noche?
Charles se sobresaltó al ver levantado a su padre, pues solía estar en cama por su enfermedad.
—Tú ya lo sabes—Le espetó.

Su padre hizo una mueca de dolor y a Charles se le contrajo el corazón.
El rey cojeó hasta la silla más cercana y se dejó caer en ella.
Se quedo en silencio unos minutos, sin mirar a su hijo, recuperando el aliento. Caminar era un gran esfuerzo para él.

—Sólo sé que ibas a reunirte con Sergio a primera hora de la mañana.
—La reunión duró un poco más de lo previsto—Repuso Charles, intentando tragarse su amargura. No quería dejar que las palabras venenosas de Sergio le hicieran dañoa  su padre. Necesitaba aclarar las cosas antes de declararlo culpable—¿Sabes por qué pidio que fuera yo quien negociara con él?
Su padre exhaló.

—Si conoces un poco a Sergio, Charles, sabrás que nunca confia sus motivos a nadie. Pero tengo mis propias teorías.
-¿Y cuales son?
—Está... esta interesado en ti. Siempre lo ha estado.
—Y, aun sabiendolo me enviaste con él.
—¿Por que estas tan enfadado, Charles?—Quiso saber su padre, mirándolo alarmado—¿Te ha molestado?

Entonces el rey se puso furioso. Por un momento, Charles vio en él al hombre poderoso y fuerte que había sido antes del infarto-
—¿Qué te ha hecho? Dímelo.
Charles no pensaba hacerlo.

—Lo único que importa es por qué me enviastea él si sabias que tenia motivos personales para elegirme a mí.
—¿Y qué tiene de malo? NUnca he entendido por que... te gusta tan poco. Pensé que podría ser buen momento para que arreglaran sus diferencias. Él será tú próximo rey. Y no me importaría que fuera algo más.

—¿Pretendias hacer de casametero?
-¿Qué padre no aprovecha la oportunidad de ver feliz a su hijo?
-¿Y crees que Sergio me hara feliz?
—¿Quién más hay que  sea él?
—No hay nadie como él.
—Me das la razón.
—Papá...—Se lamentó Charles. Entonces una terrible sospecha anido su pecho.

¿Y si su padre estuviera sufriendo demencia senil? ¿Y si temía morir y dejarlo solo y había creído encontrar en Sergio un ángel guardían para él?

Si era así, no debía arremeter contra él, se dijo Charles. NO podía culpar a su padre por querer lo mejor para él.

En cualquier caso, no importaba. Lo que importaba era comprobar si las palabras de Sergio habían sido ciertas.

—¿Es verdad que Castaldini esta en peligro?
—¿Te lo ha dicho Sergio?
—Por favor, dime que ha exagerado.
—No sé que te ha dicho él—Repusó el rey y apartó la mirada—Pero puede que sea hora de que sepas la verdad.
Charles supo entonces que todo lo que le había dicho Sergio era verdad.

—¿Puede? Papá, soy un hombre adulto, he sido elegido miembro del consejo ¿Cómo puede ser que me ocultaste la verdad? ¿Por qué?
—Por que sigues siendo mi niño, Charles. Por que todos los problemas de Castaldini son culpa mía y no me atrevía a contarte lo mal que he hecho todo. Esperaba poder arreglarlo y no tener que admitir mis errores nunca delante de ti, para no ver tus ojos llenarse de desilución y decepsión.

Charles se lanzó a sus pies sin poder contener las lágrimas. Lo abrazó y enterró la cara en el pecho de su padre, como había hecho incontables veces de niño.

El Rey ilegítimoWhere stories live. Discover now