3. El alfa al que pertenezco

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Aunque se sintió afortunado por haber estado tan cerca esa noche, la sensación desapareció con el pasar de los días. No tuvo oportunidad de repetir la experiencia. Quizás por ser novato lo llenaban de trabajo, cualquier mandado, por insignificante que fuera, le era encargado. Desde recoger ropa de la tintorería hasta cobrar los "impuestos de seguridad" de varios negocios pequeños. Nada que lo acercara a lo que quería su verdadero jefe, y menos a lo que él mismo quería.

Lo veía a veces por la ventana, siempre sombrío, siempre bebiendo o fumando. Envenenando su cuerpo como si fuera una cárcel que quisiera destruir, detrás de ese muro de cristal donde no podía aún alcanzarlo.

Sin embargo, esa semana Sasuke se puso peor hasta el punto de que ni siquiera dejaba su habitación en las noches, y al parecer Suigetsu notó el interés de Naruto al darse cuenta de ese hecho. Desde que lo vió acompañarlo a su habitación lo tenía en la mira, pero en esta ocasión no se pudo callar su advertencia al pedirle que lo llevara a un bar de la propiedad Uchiha para tratar un asunto con el encargado.

—Si quieres conservar tu pellejo, lo mejor será que dejes de buscar tanto al príncipe— dijo serio, en la parte trasera del auto mientras Naruto conducía.

—¿Está mal que me preocupe por su salud?— preguntó, haciéndose un poco el desentendido.

—Ve y hazle ese cuento a otro. Sudas impotencia cuando él aparece aunque sea a metros de tí. Conozco como lucen los instintos alfa— Naruto resopló una risita y tamborileó con los dedos en el volante.

—¿Por qué no ha salido de su habitación en estos días?— preguntó.

—Eso no te incumbe.

—Pero me dirás, ¿no?— preguntó, mirándolo por el espejo retrovisor cuando frenó en un semáforo.

—¿Por qué habría de hacerlo? No seas insolente— bufó con diversión.

—Sé que te interesas por él a tu manera, sinó Sasuke no confiaría en tí para todos sus asuntos. Es demasiado solitario.

—Hablas como si lo conocieras— rió con prepotencia —Además, que me interese o no, eso no hará que le cuente asuntos importantes a un simple peón— esta vez los ojos de Naruto a través del espejo fueron severos y penetrantes.

—Sasuke me pertenece— dijo y la carcajada de Suigetsu resonó en el auto.

—¿Pero qué mierda dices, hombre? ¿Comiste algo en mal estado o te golpeaste la cabeza? Si Madara Uchiha te escucha, date por muerto en segundos. Ni se te ocurra decir esa estupidez mañana cuando venga— advirtió limpiándose las lágrimas de diversión.

—Así que era eso...— siseó Naruto, dejando al secretario con la boca abierta para luego chasquear —¿A qué hora llega?

—No te diré, y créeme que con todo esto me aseguraré de que estés bien lejos de él— resopló —¿Crees que al príncipe le interesarías en lo más mínimo, o que tienes algo que hacer contra un alfa como Madara?

La pregunta se quedó sin respuesta cuando Naruto hizo silencio y luego rondó sus pensamientos durante la noche en la soledad de su pequeño departamento. Y justo como dijo, Suigetsu a primera hora le dió toda una lista de quehaceres bien lejos de la mansión. Sabía a lo que venía Madara Uchiha; su estómago se contraía y la sangre le hervía con solo imaginárselo. Al menos ese semblante de odio le sirvió para amedrentar a una pequeña pandilla junto a dos hombres más de la Facción. Pero en la tarde... en la tarde incluso sus compañeros se alejaron de él. Sus feromonas estaban descontroladas y las ganas de regresar fueron inevitables, tanto que sin importar las opiniones de los demás, puso rumbo a la mansión sin dar espacio a objeciones.

La mirada de Suigetsu fué de película cuando lo vió entrar y enseguida corrió hasta él para evitar que subiera las escaleras.

—¡Maldición, para un poco!— exclamó —No tienes nada que hacer aquí, solo lo meterás en un problema. Él ni siquiera sabe que existes, olvida esa fantasía— susurró lo último. Naruto, esta vez, después de observar las escaleras, miró a Suigetsu con expresión de desconsuelo.

—Es mío...— repitió.

—¿De nuevo con esa locura...?

—Es mi Omega, mi destinado— el secretario abrió la boca tanto como sus ojos, pero cuando Naruto tuvo la intención de subir, lo empujó de nuevo. Justo a tiempo, pues en ese instante Madara venía bajando mientras arreglaba su corbata.

El Uchiha mayor miró la escena, una que Suigetsu se forzó en disimular, pero Naruto no huyó de su excrutinio, solo ganándose una risita prepotente antes de que pasara a su lado y dejara la mansión.

—¿Eso es cierto...?— murmuró Suigetsu cuando escuchó la puerta, sin embargo, ya él había comenzado a subir con rumbo a los aposentos del príncipe. El secretario corrió detrás y aprovechó un momento de duda que tuvo Naruto para entrar primero.

El rubio se quedó observando la escena con puños apretados. Su Omega usado y desnudo sobre el lecho, antes de que Suigetsu lo cubriera con una sábana. Incluso en esa ocasión, Sasuke estaba tan borracho que apenas podía mantenerse sentado con ayuda.

—Agua— ordenó Suigetsu severo, mientras sacaba de su bolsillo un papel doblado con una píldora en su interior.

—¿Qué es eso?— preguntó Naruto con la voz transformada en un gruñido cuando le alcanzó el vaso.

—Algo que necesita— respondió, pero la expresión del alfa lo obligó a explicar en detalles —Un anticonceptivo— abriendo la boca de Sasuke, le obligó a tragar el medicamento —Tome...— murmuró preocupado, dándole un poco de agua —¿Me ayudas a llevarlo a la ducha o te quedarás ahí parado y rumiando rabia?— inquirió.

Naruto al fin se acercó más, apretando los dientes al percibir las feromonas de Madara sobre el lecho y el cuerpo de Sasuke. Con cuidado lo envolvió más y tomándolo en brazos se incorporó. Sin dejar de mirar sus ojos cerrados e hinchados, siguió al secretario hasta una bañera y suavemente lo dejó allí mientras esta se llenaba de agua caliente. En el transcurso de esos minutos, Suigetsu salió del baño y regresó a los pocos segundos con una prenda que Naruto conoció al instante.

—Esto es tuyo, ¿cierto?— preguntó en voz muy baja, enseñándole una chaqueta de su universidad. El alfa la tomó con delicadeza y la sonrisa triste le hizo temblar la barbilla —En verdad creía que estabas loco, pero diablos, él duerme con eso cada noche. Y ni siquiera podía llamarte porque nunca supo tu nombre.

—¿Estabas con él entonces?— preguntó en un murmullo, buscando otra vez con la vista a Sasuke, quien dormitaba con la cabeza apoyada en el borde de la bañadera.

—Comencé a trabajar pocos días antes.

—Pero no se acuerda de mí...— señaló.

—¿Acaso eres ciego? ¿No ves que lucha por no estar cuerdo en la vida de mierda que tiene? ¡¿A quién carajos le gusta ser violado por su tío cuando a este le place?!— Naruto gruñó rabioso —Y su padre lo permite con tal de tener un nieto alfa— siseó —No sé hasta que punto está consciente el maldito Fugaku de lo enfermo que se ve eso. Le aconsejé que no tomara la píldora, que engendrara y así acabaría con su suplicio...— suspiró sentido —Pero el muy tonto me dijo que solo tendría un hijo con su alfa. Ni siquiera sabía si lo que estaba diciendo era verdad porque siempre anda bebido.

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⏰ Last updated: Apr 24 ⏰

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