-Esa cara la he visto en otro lado...
-¿Cómo alguien tan dulce y amable puede repartir ostias así de bien?
-Mientras yo esté aquí os juro que nada ni nadie os va a dañar.
-Ellos sólo están rotos y necesitan ser reparados... Menos ese de ahí, ese es...
La chica se levantó con pesadez de su cama y se preparó para el instituto. La verdad es que no pudo dormir mucho a causa de la preocupación que sentía por el chico rubio del parque. Al parecer volvió a pelearse con un chico de tercero, pero la pelea fue interrumpida. O algo así entendió. La verdad es que su hermano no le quiso contar más. Al estar en la misma clase que el chico rubio, el cual se llamaba Takemichi, le preguntó por "algunos detalles". Y por algunos me refiero a todos los que pudo obtener sin que el chico se sintiera presionado. Sip, Ryoma era con cotilla de primera clase, pero no lo iba a admitir jamás. Al igual que no le daría detalles innecesarios a su hermana con tal de no preocuparla sin motivo. El rubio estaba bien y era lo que importaba.
El camino al instituto fue silencioso. Ryoma no quería hablar ya que seguramente se le escaparía algo que no quería decirle a su hermana sobre Takemichi, y Erika estaba demasiado cansada como para querer escribir.
-Bueno, nuestros caminos se separam aquí. Pórtate bien y atiende a las clases. Nos vemos a la hora de comer.
Le dio un beso en la frente a su hermana y se marchó. La verdad es que actuaba como un hermano mayor en público, aunque luego en privado fuese una persona completamente distinta. Se sentó en las primeras filas y sacó su material para la clase. La verdad es que se estaba perdiendo en sus pensamientos mientras que el profesor anotaba en la pizarra. Todos atendían mientras que ella miraba por la ventana del pasillo, esperando que algo interesante sucediera. Y como por arte de magia, un grupo de tres estudiantes pasó por ahí mientras que, ¿saltaban? O parecía que estaban pisando algo. Y para colmo, uno de ellos era Takemichi.
Le hubiera restado importancia si no fuera porque uno de ellos llamó su atención. Y no, no fue el hecho de que estaba rapado y llevaba una trenza bastante larga. Lo que le llamó la atención fue el tatuaje que tenía en la sien. Reconocería ese dragón en cualquier parte. Ken Ryuguji, más conocido como Draken, formaba parte de la conocida pandilla "Tokyo Manji Gang" (o para acortarlo, la ToMan). No sólo era pandillero, sino que también era su amigo. Su viejo amigo. Los tres chicos desaparecieron de su vista, pero no pudo apartar la mirada de la ventana. Si no fuera por el profesor que le estaba llamando la atención por no atender, se hubiera quedado así toda la clase.
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-Ryoma -la chica escribió una nota y se la pasó a su hermano.
-¿Mmm? Qué pasa?
-¿Has visto a Takemichi?
-Pueeeees la verdad es que se supone que teníamos clase juntos a segunda hora, pero no ha aparecido. ¿Por qué? ¿Sigues preocupada?
La chica negó rápidamente con la cabeza y comenzó a escribir a toda velocidad por los nervios.
-Creo que les he visto.
El chico ladeó su cabeza sin entender. Tras una breve explicación rápida (pues se estaba quedando sin hojas para escribir) lo comprendió.
