Capítulo 2. En el bosque oscuro

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Less disminuye la marcha en cuanto nos adentramos al bosque, me mantengo alerta en caso de cualquier señal que pueda conducirme a ese tal Rothbart. Un ruido se distinguía de entre los arbustos, desmontó a Less y caminó lentamente levantando la escopeta a la altura de mi pecho. Cuando me acerco lo suficiente distingo del otro lado una figura de espaldas de casi dos metros con una capa negra y un cetro dorado que terminaba con un manguillo en forma de cabeza de cuervo en la mano, "ese debe ser Rothbart" pensé. Rothbart está hablando con alguien, pero no logró ver quien es, solo distingo una voz femenina elegante. .

- Más te valga cumplir lo que me prometiste Rothbart, recuerda que gracias a mí sigues con vida.

- Son cosas que no me permito
olvidar con facilidad, majestad.

- ¡ja! si claro, por esa razón sigues obsesionado con ese panadero mugroso.


Aprieto la escopeta hasta que los nudillos se me ponen blancos y apuntó justo detrás de la nuca de Rothbart, si tengo suerte la bala atravesará su cráneo y alcanzará a la maldita aristócrata del otro lado. Mientras, sigo escuchando la conversación.

- Bueno su majestad, le recuerdo que de no ser por mí ese panadero sería su consuegro. Y también es importante no olvidar que usted me debe más favores de los que yo le debo a usted.

- ¡Insolente! ¿Cómo te atreves a hablarme así? Yo te di una posición y un lugar en la corté. Lo único que te pido es ayuda con tu magia para elegir al prometido de Elizabeta. Al fin y al cabo también es tu nieta.

- ¿A quién tienes en mente para la joven princesa?

- Aún no lo sé, tal vez un extanjero. No quisiera que se juntará con un plebeyo de por aquí.

- Bueno, entonces tendrás que correr la noticia de cortejo por todas partes. Yo te puedo ayudar hasta el día de la fiesta, cuando veas al muchacho indicado o me mandes una lista, entonces puedo empezar a trabajar.

- Tengo algunos en mente, pero hay otro factor en el compromiso de Elizabeta preocupándome.

- Ya se a lo que se refiere, y esa es la razón por la cuál vine a ver al panadero, para confirmar su silencio.

- Y ¿Lo hizo?

- Claro que sí, es un favor minúsculo que le pide la corona.


Mis oídos no dan crédito a lo escuchado, ¿De qué están hablando estos idiotas? ¿Acaso esto tiene que ver con la muerte de Odette? Me inclino en una posición diferente para poder seguir escuchando y lograr ver el rostro de la mujer mientras aún apuntó con la escopeta hacia la nuca de Rothbart.

- Gracias al cielo va mantener la boca cerrada - dice la mujer - lo último que necesito es un escándalo por la muerte de una plebeya.

- Él sabe que si habla es hombre muerto - aclara Rothbart con seguridad - no tienes nada de qué preocuparte, el compromiso de Elizabeta pasará libre de escándalos y problemas.


Entonces, algo hizo sinapsis dentro de mi, "Elizabeta" susurré, es el nombre de la princesa y si esa mujer dijo que era nieta de ambos; no puede ser. La reina madre trabaja con Rothbart y ambos han amenazado a mi padre, ella habló de la muerte de una pueblerina relacionada con él.

El aire se vuelve denso y las manos me tiemblan, al atar todos los cabos me doy cuenta de algo terrible, sí están hablando de mi hermana, de Odette. Odette se metió en problemas con la corona, le pidieron a Rothbart que se encargará de ella, mi padre se enteró y ahora lo amenazan para que guarde silencio y no arruiné el compromiso de la princesa.

Me descuido un segundo y caigo de bruces sobre la hojarasca, la escopeta se dispara y ambos voltean a ver a mi dirección, el corazón me da un vuelco y hace que me mareé. Quiero encontrar la escopeta para matarlos a ambos, no me importa quienes son, asesinaron a mi hermana y ahora amenazan a mi padre de muerte con tal de cuidar sus estatus. Los odio, como jamás había odiado a nadie, antes de poder levantarme siento algo aplastando mi espalda, Rothbart tiene un pie sobre mi.

- Vaya, vaya - dice inclinando su feo rostro sobre mí - ¿qué tenemos aquí?

- Mátalo Rothbart - ordena la reina - ¡de seguro escucho todo! ¡Deshazte de él!


Lanzó un gruñido mientras me retuerzo para poder alejarme del brujo, él aprieta con más fuerza y mi grito hace eco con la oscuridad del bosque.

- ¡Por dios! - dice la reina acercándose, lo único que veo son sus zapatos caros y brillantes debajo de mi rostro - ¿qué estás esperando Rothbart? ¡Mátalo ya!

- No podemos majestad - responde Rothbart con calma - este muchacho es hijo del panadero, si lo matamos el infeliz nos delatará y el compromiso de Elizabeta se arruinará.

- No puede ser - dijo la reina en un suspiro - entonces, ¿qué hacemos con él? No podemos dejar que se vaya, traía una escopeta y estuvo a punto de matarnos. Además, después de todo lo que escucho... en un abrir y cerrar de ojos este mocoso mugroso acabaría con todo.


La reina se sienta en una roca, por fin puedo ver su rostro en medio de la penumbra el cual luce cansado por el pasar de los años, sin embargo parece que en el antaño irradiaba belleza y frescura. Dirige una mirada de odio y preocupación hacia mí, casi al grado de parecer un berrinche. Yo era la variante que arruinaba su plan, y eso lo odiaba.

- Puedo encargarme de él majestad - dijo Rothbart con frialdad.

- ¿Qué es lo que harás? - preguntó la reina llena de curiosidad.

- Lo mismo que le hice a su hermana - respondió Rothbart en forma de sentencia.


Al escucharlo siento como la cara se me cae del susto y como el rostro de la reina se ilumina de satisfacción, era una mujer bonita pero malvada, no le importaba el hecho de que tenía casi la edad de su nieta, yo era un estorbo y si el brujo se ofrecía a eliminarme de forma efectiva y sin problemas lo tomaría sin pensarlo.

No puedo creerlo, en unos minutos morire, aunque el brujo dijo que no me mataría al final no cumpliría su palabra, encontrarán mi cuerpo como el de Odette y mi padre pasará por la pérdida de otro hijo "perdón papá" pensé "debí hacerte caso, debí quedarme en casa haciendo pan... perdón por no escucharte" casi se me derramaba una lágrima pero rápidamente la reprimí, no dejaría que ninguno de estos dos idiotas me viera llorar.

Entonces pasó algo inesperado, la reina ya no estaba en la roca, de hecho ya no estaba en ningún lado y Rothbart me levanto por los aires a la velocidad del rayo como un hilacho, apenas pude reaccionar. De pronto estaba flotando en lo que pareció una eternidad, el brujo apuntó su cetro hacia a mi y pronunció unas palabras en un idioma que no reconocí, del cetro salió un disparo de luz roja el cual chocó contra mi cuerpo, el dolor que sentí fue indescriptible; fue como si algo me quemara de adentro hacia afuera, mi piel ardía y mi cuerpo se retorcía, mis ojos no veían nada más que rojo.

De un momento a otro mis gritos se convirtieron en graznidos, Rothbart lucía mucho más alto y mi cuerpo ya no se sentía como mío, mi cuello se sentía largo y flojo, mi cabeza más ligera, estaba tan confundido que por instinto agacho la mirada para encontrar toda mi ropa en el suelo y un par de patitas de cisne sustituyendo a mis pies.

El terror se apodera de mí, comienzo a chillar y trato de correr y manotear, pero no puedo hacer nada de eso, solo consigo tropezarme y agitar las alas que ahora tengo en lugar de manos. Noto como Rothbart se ríe en su lugar, disfrutando el momento de mi humillación. Me enfurezco y me aviento en su contra mordiéndole la mano, Rothbart deja de reír y con un quejido me avienta.

- Escucha bien muchacho - dice el brujo recuperando la seriedad- a partir de ahora serás uno de día y otro de noche; durante el día tendrás la forma de un cisne rojo y en la noche sólo podrás ser humano mientras estés dentro del bosque en el lago de los cisnes, si tratas de ir al pueblo automáticamente volverás a ser un cisne sin importar que sea de noche. Tú maldición sólo se puede romper con una demostración de amor completo y verdadero. Si aquel amor llegará a ensuciarse por la traición y el engaño, morirás. Disfruta tu vida joven cisne, mientras aún la tengas.


Una vez lanzada su maldición Rothbart desaparece en una nube de humo negro, de nuevo el cuerpo comienza a dolerme, esté crece y en cuestión de minutos me encuentro sobre bruces desnudo sobre mi ropa, ha anochecido y he vuelto a ser humano al menos por unas cuantas horas. Me visto y con ayuda de la luz de la luna me dirijo al lago de los cisnes mientras un llanto doloroso y desesperado empieza a emanar de mi alma.

El canto del Cisne RojoWhere stories live. Discover now