Una mano amiga se sujetó a mi hombro amistosamente.

—Zuko, amigo —dijo Percy— ¿Cuándo llegaste?—

—Fui el primero en llegar, no dormí de lo nervioso que estaba y decidí llegar antes JAJAJA

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Fui el primero en llegar, no dormí de lo nervioso que estaba y decidí llegar antes JAJAJA. De cualquier forma, me alegro que decidieras ayudarme.—

—¿En serio? ¿Dudaste de mí?—

—Por supuesto, cuando te dije del torneo no parecías muy contento —dijo Zuko— así que pensé en que al final no vendrías.

Más y más gente se acumulaba en la plaza central, familiares, amigos, esposas e hijos así como soldados se hacían presentes. Era evidente que no todos eran participantes del torneo, pero desde hace mucho tiempo es costumbre de las personas cercanas a ellos para despedirlos y desearles buena suerte. Estoy seguro que mi hermano estaría conmigo si no fuera por su misión ultra secreta fuera de la nación, pero si pienso en Zuko me da un poco de lástima. No me imagino algún escenario en donde Ozai estaría presente y despidiendo a su hijo como todos los padres normales lo hacen.

—Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? —dijo una voz detrás de mí, esta vez poco familiar— pero si es la familia real o debería decir "sangre real y su mascota"—

No me hizo falta mirar para saber quiénes eran, la voz proviene de un imbécil que detesto con toda mi alma.

—Hermano, no deberías ser tan amable con él —dijo la otra voz— las mascotas son parte de la familia y él no es más que un pobre mendigo con suerte—

Ambas voces se echaron a reír descaradamente, Zuko y yo giramos la cabeza para enfrentar a nuestros agresores.

Ambas voces se echaron a reír descaradamente, Zuko y yo giramos la cabeza para enfrentar a nuestros agresores

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Dos figuras altas emergieron detrás de nosotros, como sombras simétricas.

—Zuko, mira nada más que basura nos trae el viento —dije mientras sacudía la mano como si tratara de alejar un mal olor— nada más y nada menos que los gemelos adictos a la bebida, Fang y Feng—

Los gemelos de quince años compartían no solo la misma edad, también una apariencia que exudaba juventud y vitalidad. Con sus 175 centímetros de altura se erguían con la seguridad propia de aquellos que han sido moldeados por la disciplina militar desde edad temprana, su padre, un militante importante en el ejército bajo el mando del mismo Ozai.

Un héroe entre dos mundosWhere stories live. Discover now