𝑪𝑯𝑨𝑷𝑻𝑬𝑹 𝑬𝑰𝑮𝑯𝑻

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Temporada 1 — Episodio 9

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Temporada 1 — Episodio 9

SIEMPRE SUPO QUE LOS SECRETOS EN ALGUN MOMENTO SALDRIAN A LA LUZ, pero ciertamente Natasha nunca espero que ese secreto se revelará, ella pensaba que en Seattle podría tener una vida tranquila

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SIEMPRE SUPO QUE LOS SECRETOS EN ALGUN MOMENTO SALDRIAN A LA LUZ, pero ciertamente Natasha nunca espero que ese secreto se revelará, ella pensaba que en Seattle podría tener una vida tranquila... Que equivocada estaba.

Su cita con Alex había ido de maravilla, el cerebro de Natasha no podía dejar de imaginar escenarios donde el por fin le pedía ser su novia, habían pasado meses en la misma situación, y Natasha quería mostrar que eran una ¿Pareja?.

Para milagro el cuerpo de Natasha despertó en lo que era su departamento, un departamento que no usaba más que para almacén pero que con la llegada de Alex eso habia cambiado, ella quería mostrarle más, tal vez en algún momento le contaría el porque se mudo a Seattle. Termino de despertar por fin cuando su celular empezó a sonar, ella dejo que sonara hasta que la llamada terminara pero volvieron a insistir, con un poco de pereza agarro el celular de su mesita de noche frunciendo el ceño al ver quien la llamaba, por lo que rápidamente rechazó la llamada. Un día que ella creía sería bueno se había arruinado por completo.

Y parecía que no iba a mejorar, el dispositivo empezó a sonar una vez más por lo que con un suspiro y tratando de tranquilizarse contesto.

— ¿Podría dejar de llamar? Creí que todo había quedado claro. — hablo entre susurros mientras se paraba de la cama.

— Nada quedó claro Nat, tenemos que hablar. — los ojos de Natasha rodaron con enojo mientras colgaba dejando al hombre del otro lado de la llamada con la palabra en la boca.

Con rapidez busco su ropa interior y se colocó una camiseta grande caminado hacia lo que era la cocina encontrándose con Alex en medio de esta, tratando de preparar el desayuno.

— Buenos días — lo saludó abrazándolo por la espalda dejando un beso en esta. — ¿Cómo dormiste?

— Buenos día a ti hermosa, dormí muy bien, siéntate que en unos minutos tendrás tu desayuno. — dándose la vuelta la miro con una sonrisa besando su frente para luego dirigirla hacia uno de los taburetes.

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