𝐌 | Arabella Black y Blair Nott descubren los misterios de sus familias desafiando los estigmas de las mismas y escribiendo juntas una nueva historia donde su unión influye en sus decisiones y abre el camino hacia lo que siempre desearon conseguir...
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En el expreso Hogwarts, tan abundante de alumnos como cada año, se encontraban Arabella y Blair, platicando sobre sus respectivos veranos. Blair le contó sus sospechas sobre su padre y las reuniones en la mansión Malfoy, y Arabella le contó su estancia con los Weasley y su reciente amistad con los amigos de Potter.
—¿Entonces ahora eres parte del Trío de oro?— Se burló Blair.
—"¿Trío de oro?" Jamás lo había escuchado.
Blair se rio de ella y justo después divisaron a la señora del carrito a unos cuantos vagones.
—Honestamente muero por unas varitas de chocolate.— Dijo Arabella.
—Yo por unas ranas.— Dijo Blair.
Se acercaron al carrito, divisando a Harry y Ron salir de su vagón.
—Creo que sólo serán los Droobles...Gracias.— Ron entró de nuevo al vagón.
—Dos pasteles de calabaza, por favor.— Arabella y Blair cruzaron miradas con Cho Chang, una chica de Ravenclaw, buscadora del equipo de quidditch.
—Tres varitas de chocolate y dos ranas de chocolate, por favor.— Pidió Arabella, dirigiéndole una sonrisa a la señora del carrito y luego a Potter. Gesto que no pasó desapercibido por Blair, quien ahora miró a Harry con extrañeza.
La señora les entregó lo que pidieron con amabilidad y las dos pagaron. Volvieron a mirar a Harry Potter frente a ellas, quien no se había movido de ahí, y tampoco pidió nada.
Arabella le hizo una seña discreta a Blair quien rodó los ojos soltando una risa y se encaminó hacia el vagón donde estaban los Slytherin.
—Hola Harry.— Saludó Arabella.
El azabache sonrió. —Hola.
Los dos entraron y Arabella saludó igualmente a Ron y a Hermione. Decidió pasar un rato con ellos antes de regresar con Blair.
—Esto es horrible.— Habló Hermione. —¿Cómo no saben quien conjuró la marca? ¿Qué no había seguridad, o...?
—Mucha.— Respondió Ron. —Según papá. Por eso les preocupa, sucedió en sus narices.
—Siempre sucede en sus narices.— Se quejó Arabella. Harry se removió incómodo.
—Oye, te está doliendo la cicatriz, ¿verdad?—Dijo Hermione, al notarlo.
Arabella miró a Harry, sabiendo que probablemente sentían algo parecido. A diferencia de Harry, Arabella no tenia una cicatriz tan famosa o importante, era algo más pequeña, y se encontraba en su mejilla derecha, casi imperceptible. También se debía a que Harry había recibido mayor parte del "rebote" del hechizo; como antes había dicho, Arabella sólo había acabado su suerte.
—Creo que Sirius debería saber lo que sucedió en el campeonato.— Les dijo a los dos. —Y tu sueño.
Arabella miró por encima del hombro de Harry como este le enviaba una carta a Sirius, contándole todo lo que había pasado, y el estado de Arabella y suyo. También dejó unas cuantas intervenciones de Arabella, y le entregó la carta a Hedwig para que se la entregase. Arabella luego se despidió y fue en busca del vagón de Blair.
...
Al dejar a Arabella en el vagón de Potter, Blair no podía parar de preguntarse qué es lo que pasaba por la mente de su amiga. ¿Cómo es que con tantos pretendientes elegía al chico mas torpe y problemático de todo Hogwarts? Aún así soltó una risa, porque sabía que ella era rara, pero era feliz. Blair pensó en ella misma, ella nunca le había hecho caso un chico. Claro, había aceptado una que otra rana de chocolate o algún cumplido, pero jamás se había enamorado de alguien. Deseaba que tanto ella como Arabella fueran realmente felices con alguien que de verdad amaran.
—Nott.— Escuchó una voz familiar llamarla, y observó la mano de Draco alzada y haciendo un gesto para que se acercara. En una de las mesas estaba sentado Draco, Theo y Blaise. Blair se sentó junto a su mellizo y empezó a conversar con los Slytherin.
—Tardaste.— Reclamó el rubio.
—Tuve que ocuparme de asuntos importantes.— Blair sacó una rana de chocolate y se la entregó a Draco. Este le sonrió cortamente.
—¿De qué hablaban?— Preguntó Blair.
—De las vacaciones. Yo fui con mi madre a Italia, a visitar familia.— Contó Blaise.
El rubio, quien sin perder un instante en alardear dijo: —Nosotros fuimos a la Copa de Quidditch, Fudge nos invitó.
Theodore sonrió. —Así es.— Miró a Draco compartiendo su orgullo.
El moreno asintió. —Si, escuché de eso.— Dijo refiriéndose al atentado.
—Es prácticamente imposible no escuchar de eso.— Habló Blair por primera vez, su hermano asintió. Quedaron en silencio unos segundos y dejaron el tema de un lado.
—Blair, por curiosidad...¿Tu amiga Arabella estuvo en contacto con su padre el año pasado?— Le preguntó Blaise.
—No.— Respondió al instante.
—Es sólo que, bueno, Pansy me dijo que veía a Black conviviendo con los amigos de Potter.
—¿Y eso qué? Arabella es Gryffindor, ¿Qué piensas que haga?— Respondió bajo la atenta mirada de Draco.
El chico se encogió de hombros. —Relájate, sólo era curiosidad. Me parece extraño sabiendo que Sirius Black es famoso por ya sabes qué.
—Bueno, ella no tiene nada que ver con eso.— Habló Theodore. —Mucho menos Blair.
—¿Tu amiga es amiga de Potter?— Malfoy enarcó una ceja, como si eso fuera lo único que había entendido de la conversación.
—No significa que yo lo sea.
El rubio bufó.
—Bueno, honestamente qué importa. Arabella puede juntarse con quien quiera, no tendría por qué afectarme a mi.
Draco la miró intensamente , pero prefirió guardarse sus palabras, absteniéndose a pelear con Blair otra vez.
