𝐌 | Arabella Black y Blair Nott descubren los misterios de sus familias desafiando los estigmas de las mismas y escribiendo juntas una nueva historia donde su unión influye en sus decisiones y abre el camino hacia lo que siempre desearon conseguir...
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En la sala común de Slytherin, la calma y tranquilidad de Blair quien se encontraba leyendo un libro de pociones fue interrumpida por la entrada de Draco Malfoy, con la nariz hinchada y visiblemente curada por Madam Pomfrey. El rubio se sentó frente a Blair, con total intención de que esta le hablase primero.
No lo hizo. —¿En donde estabas?— Preguntó Draco.
—Con Arabella.— Respondió sin levantar la mirada de su libro.
—Si claro. Pasas más tiempo con ella que con tu propia familia, mientras tanto, la asquerosa Sangre Sucia hizo de las suyas con sus prácticas Muggles.—
—¿Granger te hizo eso?— Preguntó con diversión.
—Si.
—Te lo merecías.
Esto parecía afectar terriblemente al rubio, quien indignado dijo: —¿Disculpa? De verdad creo que deberías dejar de hablar con Black, y alejarte de traidores a la sangre, como las ratas Weasley.— Expresó su claro enojo hacia su encuentro con los gemelos esa mañana.
—Draco, ¿Te has puesto a pensar que te ahorrarías todo esto si fueras una persona decente?— Dijo enojada.
—Soy bastante decente.
—Supongo lo suficiente para que Granger te diera una paliza.— Blair se paró del sillón de la sala común y se dirigió a su dormitorio dispuesta a no escuchar otra palabra más del rubio. Quien sin mas remedio se trago sus palabras, observando como se marchaba.
...
—No Harry, no fue el.— Habló Arabella, recibiendo sólo una mirada impotente del nombrado.
—Un hombre traicionó a tus padres pero fue un hombre que hasta el día de hoy pensé que estaba muerto.— Dijo Remus
—¿Quien lo hizo?
—¡¡Peter Petigrew!!— Nombró Sirius. —¡Y está en esta habitación! ¡Justo ahora!—
Por detrás de Arabella llego el profesor Snape, quien desarmó a su padre. —¡Expeliarmus!—
Arabella se puso a un lado de Remus. —La venganza es dulce. Esperaba ser yo quien te atrapara.
—Severus.
—Le dije a Dumbledore que estabas ayudando a un viejo amigo en el castillo y ahora aquí está la prueba.— El hombre apuntó con su varita a los dos frente a el.
—Brillante, Snape. Volviste a emplear tu mente aguda y penetrante y como siempre, equivocaste la conclusión, ¿no?— Le dijo Black. —Y ahora si nos disculpas, Remus y yo tenemos un negocio pendiente que atender.— Snape lo amenazó.
