Capítulo 21. Matilde.

37 10 0
                                    

Estaba al fin en la cama con el pijama puesto, observando el móvil unos instantes antes de dormir. Miraba las fotos con Verio. Estaba en una auténtica nube. Todo era maravilloso. Le había mandado ya el mensaje de buenas noches. Me extrañaba que no me hubiese contestado ya, pero no le di importancia. 

Mi padre entró a la habitación para verme antes de dormir. Yo le miré con una sonrisa cuando lo vi. Él me sonrió de vuelta y se sentó encima de la cama. Me arropó como cuando era pequeña, aunque ya estuviéramos en Mayo. 

-Ese chico es muy especial, me gusta-confirmó mi padre

-¿Verdad que sí? La verdad es que... estoy muy pillada, papá-sonreí al confesarlo

-Se te nota-mi padre besó mi frente con ternura-Me alegro de que al final te permitieras empezar esta historia, hija

-Yo también. Realmente me alegro-asentí orgullosa de mí misma

En ese momento, mi hermano vino corriendo a mi habitación y se sentó de un salto al escritorio, rompiendo completamente el momento tierno entre padre e hija. 

-Sí, sí, muy bonito. Ahora. ¿Qué ha pasado?-preguntó cuál maricona cotilla, colocándose en la postura correspondiente para esto

-¿Qué ha pasado de qué?-preguntó mi padre extrañado

Yo abrí los ojos como platos y le negué a Juan con la cabeza. No, no, eso no tenía que saber papá. Cuando se lo contase a Verio, se iba a morir de la vergüenza. 

-Pues que al parecer tu dulce hija ha estado haciendo cosas guarrillas y me quiero enterar de qué-dijo Juan, levantando las cejas con picardía

-¡Matilde!-exclamó mi padre sorprendido

-No ha pasado nada, papá. Verio os tenía tanto miedo que no se ha atrevido-le confesé para tranquilizarle

-Por fin alguien me respeta-suspiró mi padre al saberlo

-¡No seas mojigata, papá!-reprochó Juan-Venga, cuenta, cuenta. ¿Qué habéis hecho? 

-Nada, si te lo he dicho. Tenía miedo de que le convirtierais en ceniza con ojos por algún motivo

-¿Ceniza con ojos?-preguntó extrañado mi padre-¿Por qué? 

-Porque ha visto mucho anime, papá-Juan resolvió el misterio-Bueno, pero... ¿ha habido tocamientos? ¿Manoseo? ¿Restregones? ¿Algo?

-¡Juan!-exclamó mi padre horrorizado

-¿Qué? Si yo te he contado prácticamente todas mis historias...

-Y por eso tengo pesadillas...-confesó mi padre, mirando la cama-No necesito saber x cosas de mis hijos

-¡Venga ya!-reprochó mi hermano-Matilde, confiésalo, es verdad lo que dicen de los negros...-siguió mi hermano mirándome con gran picardía

Mi padre puso sus manos en sus orejas y empezó a cantar "la la la". No quería enterarse de nada de lo que estaba sucediendo ahí. Otra vez, Verio, sin estar ahí, había conseguido que tuviéramos una anécdota familiar llena de comedia para la prosperidad. 

Puse la mano en el brazo de mi padre para indicarle que parase. Así lo hizo él, quitándose las manos de las orejas con cuidado, comprobando que estaba a salvo si lo hacía. 

-No lo sé, no lo he visto-le respondí a mi hermano

-¿Y me avisas de que pare? ¿No podía ser después de ese comentario?-reprochó mi padre, sintiéndose hasta ofendido

-¡Mojigato, papá!-contestó Juan

-¡Oye, oye! Tan sólo no quiero que me lo contéis con detalle. ¿Tan raro es que no quiera que me lo contéis a menos que sea crucial para la existencia y vuestro bienestar?

Sin amor no hay futuro.Where stories live. Discover now