Capítulo 30. Verio.

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Me quedé mirando el móvil, temiéndome lo peor. ¿Quería verla? Claro. ¿Me vendría bien hablar con ella y estar con ella en persona? Por supuesto. ¿Quería que fuese a ver a mi madre por primera vez así y encima, tuviera que hacer un viaje de tres horas y media con ella así el día siguiente? Obviamente no. Genial. Había tenido una pesadilla en el mundo de los sueños y después, otra en el mundo real. Genial. Sumamente, genial. 

-¡Vaya, Verio! ¡Le llamas amor y todo! ¿Quién te ha visto y quién te ve?-se acercó a mí con tono vacilón Manolito. Sin embargo, la sonrisa se le borró de la cara rápidamente cuando voy como estaba. Me miró preocupado. 

-Matilde se va a mi casa de Madrid. Se va a cuidar... a mi madre... triste-le dije bastante asustado

-¿Es coña?-me preguntó directamente

-No. No es coña y estaba demasiado decidida para echarse atrás. 

-Bueno... Esto puede ser una gran anécdota de la que nos reiremos en el futuro. 

-¿Cuál anécdota?-empecé a imitar a Manolito. Obviamente me salió mal. La actuación nunca ha sido lo mío.-¿Te acuerdas la novia que tenía Verio y que se presentó cuando Caridad estaba triste? Sí, la que salió huyendo porque Caridad sacó una escopeta y le empezó a decir que, o se iba, o le volaba los sesos. 

-Venga, Verio, confía un poco en tu madre...-empezó a decir Manolito, intentando calmarme

Yo le miré fijamente, arqueando las cejas. ¿Confía un poco en mi madre? ¿De qué hablaba? ¿Acaso no la conocía? Después de ver su expresión, decidió decir lo siguiente:

-Es verdad, retiro lo dicho. Tenemos que buscar una solución como sea. ¿Quién puede detenerla o ayudarla si no se puede detener?

-Nerea, creo. Sin embargo, ya ha hecho hoy mucho por ti...

-Verio, llámala, a menos que quiera que tu madre saque la escopeta... Entonces,-levantó los brazos, como si se lavase las manos-no la llames

Como respuesta, desbloqué el teléfono y busqué el contacto de Nerea. Era la única que podía salvarnos de eso. Mientras yo lo hacía, Manolito sacó de nuevo las infusiones relajantes del armario y empezó a calentar el agua. Ese día, muy a mi pesar, iba a necesitar más de una, y más de dos. 

Le marqué y esperé a que lo cogiera. Supliqué para que lo hiciera. Si no, eso iba a ser un caos. Un verdadero caos. Como si fuera obra de un milagro, su voz sonó al otro lado del teléfono:

-¿Sí?-respondió como si estuviera concentrada en algo que estaba haciendo. 

-¡Nerea!-exclamé realmente contesto

-¿Yo?-respondió algo extrañada 

-Necesito tu ayuda-le supliqué

-¿Otra vez? Porque ya te he salvado el culo bastante hoy... 

-¡Esto es más importante incluso!

-¿Más importante que librarte de unos pijos?-preguntó bastante confusa. De fondo, se escuchaba como pasaba folios de sitio-Ilumíname

-Es sobre Matilde...

-¿Sobre Matilde? ¡Justo estoy corrigiendo su examen ahora! ¡Es precioso! ¡Un examen espectacular! Nunca pensé que una alumna mía haría un examen tan bonito...

-¿Te ha dibujado en el examen?-pregunté sin entender nada. ¿Cómo podía ser un examen de matemáticas... bonito?

-No... ¿Qué? ¿Por qué?

-Es un examen de matemáticas...- respondí confundido

-¡Oye! ¡Las matemáticas pueden ser preciosas! ¡Tira por ahí y te va a ayudar tu puta madre!-contestó bastante molesta con mi comentario

Sin amor no hay futuro.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora