- 11 -

355 47 18
                                    

Me voy a ir... llamaré a Nam y me iré, me llevaré a Star, compraré algún lugar en Corea donde pudiera dejarlo.

— No se puede — dijo un Nam serio—, debes quedarte aquí, sino, alguien vendrá y sacrificará a Star.

—Es una estupidez, Nam, esto no es un trato digno. Podría denunciarlo y contratar a un abogado, estamos hablando de la vida de un animal. No debería estar en cuestionamiento.

—Lo sé, Jimin, estoy de acuerdo contigo. Pero conocí a tu padre, y sé que, aunque logres ganar esto, esa persona a la que ya le pagó por matar a Star lo hará igual.

—Pero mi padre ya no está. —Dijo Jimin. —Quizá no lo haga. Se olvidará de ese estúpido acuerdo y quizá ya ni siquiera esté en este país.

Namjoon suspiro mientras veía la mano vendada de Jimin.

—¿Qué te paso?

—Me corté con un vaso, le dijo Jimin en tono despreocupado. No quería recordar su pequeña crisis de ansiedad que tuvo la noche anterior, solo le causaba más tristeza y dolor.

Quería irse de ahí, no volver a mirar a Jungkook a los ojos porque le hacía sentir pequeño y triste... su "cariño" había sobrepasado lo racional. No sabía si era el hecho de no poder abordarlo, no poder tocarlo, no poder decirle que le gustaba mucho. Jungkook era un buen hombre, inocente y trabajador, un poco despistado y silencioso. Era un buen chico, malamente obsesionado y enamorado de un hombre malo como era su hermano. Y lo peor, lo había rechazado cuando quiso algo y eso... su orgullo no lo aceptaba. Y se había comportado como un idiota con él.

Entonces explotó, porque era frustrante, tenerlo todos los días, con sus sonrisas traviesas y comentarios inocentes, con su cuerpo tan hermosos y definido y su estúpido rostro esculpido. Que ya empezaba a odiar o amar porque ni de eso estaba seguro.

Imaginarlo de rodillas delante de Yoongi fue mucho para su mente y corazón y no lo pensó dos veces para sacar la rabia y frustración acumulada con el pobre y viejo mueble.

Más frustrante fue cuando lo vio ahí. En la puerta, jadeando un poco. Con su camisa a medio abrochar y su cabello revuelto. Y estaba seguro de que estaba todo marcado, con sus ojos tan brillantes. Jungkook no sabía el poder que tenía sobre él con esos ojos. Pero no podía resistirse.

Jungkook solo balbuceó un —¿qué pasó?— Y Jimin no lo soportó porque quería vomitar todo aquello que tenía tan guardado y que lo aprisionaba. Con lágrimas en los ojos solo le gritó un estúpido y vergonzoso — ¡Vete de aquí, puto de mierda!

Aquellas palabras dejaron paralizado a Jungkook y a Yoongi que se le terminó la sonrisa del rostro arrugando su frente.
Y a Dominique que lo miro con cara de asombro.

— Jimin, —lo llamo Dominique susurrando mientras tomaba su mano. — No hagas esto.

Dominique sabía lo que se venía, si lo dejaba, porque lo conocía y cuando Jimin se descontrolaba no filtraba absolutamente nada.

—Estoy aburrido de que estos dos nos mientan en la cara como si fuéramos estúpidos. No tengo por qué aguantar sus mierdas en ¡Mi casa!

Jungkook quedó de mil colores y Yoongi se fue de ahí. Porque venía apareciendo la señora Kim y Tae y todos por los gritos de Jimin.

_ ¡Eso vete de aquí maldito puto cobarde!

— ¡Cálmate Jimin! — le dijo Dominique tratando de curar su mano con el pañuelo que se había desabrochado de su cuello y envolvía la mano sangrante de Jimin.

— ¡No me quiero calmar! ¡Vete de aquí Jungkook, no quiero verte!
Si quieres jugar al enamorado de Yoongi vete a las caballerizas o mejor aún vete con los cerdos. Porque eres un puto cerdo, dejando que el maricón de mi hermano deje que te metas entre sus piernas.

INDOMABLEWhere stories live. Discover now