-Tampoco es como si negarse formara parte de las opciones.

Dándole la razón a mi lobo asentí y me dispuse a retomar el camino, cuando el joven junto a otro lobo (que prefirió mantener su distancia) me siguió.

-No es necesaria la escolta. Sé bien dónde queda la oficina del alfa.

-No dudamos de ello, joven; sabemos que es muy fuerte. Nosotros solo seguimos las órdenes del futuro alfa.

-Entiendo.

Resignado, ya no toqué el tema. ¿Qué sentido tenía agarrármelas con los que cumplen su trabajo adecuadamente?

Ambos captaron el mensaje, dejando un silencio que agradecí hasta que noté cómo las miradas de los transeúntes se fijaban en mí sin ningún disimulo.

-¿Sucede algo, joven? No se ve muy cómodo.

-En realidad.... No, es solo paranoia.

Negué con la cabeza. Está todo en mi mente, no es real.

-Puede decirlo, ninguno se reirá de usted.

-Claro que no lo harán. Podríamos arrancarles la cabeza de un movimiento.

Amaba la ironía de mi lobo.

-Me siento observado -respondí después de uno segundos.

-Oh, así que es eso se relajó. Le pido que disculpe a los aldeanos, muchos esperaban con ansias su regreso.

-¿Por qué?

-¿No es obvio? Todos guardan la esperanza de que usted y el futuro alfa se reconcilien. Usted es nuestra luna, a fin de cuentas.

-¿Su Luna? ¿Realmente es así? ¡Pero qué ridiculez!

Renuncié a ese título en el momento en que puse un pie fuera de la manada. Una verdadera Luna jamás dejaría su territorio: hacerlo es un claro mensaje de deserción al puesto.

-No soy su luna, nunca lo seré.

Decirlo en voz alta, me guste o no, era algo dañino para mi lobo. Pero ya estábamos prácticamente en la entrada de la casa del alfa. Es mejor dejar desde el inicio todos los conceptos claros.

-Disculpe mi insolencia, joven, pero solo usted puede ser nuestra luna.

-Eso no es cierto. Yeji será su luna, ella es la pareja del futuro alfa.

-Me temo que...

-Yeji se fue.

Esa voz suave y profunda capturó completamente mi atención. Parado en la entrada estaba él, mi mate, mi ex compañero. El olor a madera inundó mis fosas nasales y Tori no podía evitar el agitarse. Lucía distinto, más adulto, listo para asumir el puesto de alfa. Los dos años en los que estuve lejos le vinieron más que bien, aunque yo no me quedaba atrás. Me recorrió de arriba abajo, igualmente afectado por ese vínculo que, si bien reprimimos, siempre estaría.

Momento: ¿Yeji no estaba...?

Yo amo a Taehyun, decidí amarlo. Esta atracción es solo por el vínculo, nada más. E igualmente me molesta esa chispa de alegría que encendió la falta de la rubia.

-Puede retirarse, Aron. Gracias por traerlo hasta aquí.

Tan pronto lo dijo, la escolta se reverenció y volvió a cumplir con su puesto. Yeonjun, en cambio, se hizo a un lado invitándome a entrar. En silenció dejé que me guiara por esos interminables pasillos que se mantenían plasmados en mi memoria. Y una vez en la oficina del alfa, noté que, si bien aparenta estar igual que siempre, el pelinegro ya había estado haciendo un par de cambios apoderándose del lugar. El ejemplo más claro reside en su aroma esparcida en el aire, que me alborota más de lo quiero admitir. Sentí algo de nostalgia sobre aquellos días en los que era un privilegio ingresar al cuarto. Las reglas eran simples: mantenernos tranquilos y ser obedientes en lo que nuestros padres organizaran la manada.

Rechazo(Yeongyu)Kde žijí příběhy. Začni objevovat