004: Kiss, Kiss

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Podías sentir un suspiro sobre tu cuello, una llama creciente. Las manos de un monstruo que recorrían tu cuerpo con deseo y en busca de algo más. Descansar ya no era opcional, mucho menos con aquella sensación sobre tu cuerpo, como si unas manos se atrevieran a meterse por ahí y tocarte.

Sentiste una adrenalina creciente en tus muslos, y el calor comenzó a expandirse por tu cuerpo mientras intentabas descifrar qué era lo que te hacía sentir así.

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo mientras luchaba por despertar del trance entre sueños y realidad. Las sensaciones intensas que me envolvían parecían demasiado reales para ser meramente producto de mi mente agotada. Pero seguía ahí, en la cabina de portería.

El juego de luces intermitentes frente a mí me dejó preguntándome si era parte de una realidad distorsionada o simplemente fruto de mi imaginación. ¿Acaso fue el destello de una cámara? La paranoia se apoderaba de mí mientras escudriñaba el pasillo en busca de señales de intrusos.

Al intentar abrir la puerta de la cabina, una corriente eléctrica pareció atravesar mi cuerpo al tocar el pomo frío. La sensación era tan vívida como las manos en mis sueños, lo que aumentaba mi inquietud.

—Mmm... Hola.

La voz que atravesó el vidrio me hizo estremecer, y al encontrarme con los ojos del hombre frente a mí, su súplica por entrar desencadenó un nudo en mi estómago. Con un gesto nervioso, opté por mantener la coraza cerrada.

Llamé al 3312 con el corazón en la garganta.

Ha contactado con el D.D.D.—,informó la voz al otro lado de la línea. —Se ha despachado un equipo de agentes a su edificio. Por favor, aguarde la ejecución del protocolo de limpieza.

Al contactar a las autoridades, el temor se apoderó de mí ante la certeza de que algo no estaba bien. Los golpes desesperados del intruso resonaron en mis oídos, desencadenando un miedo visceral que me paralizó.

La escena que se desplegó al abrir la puerta me sumió en un estado de pánico absoluto. La figura ensangrentada que se acercaba hacia mí.

Los gritos desgarradores del Doppelganger resonaban con fuerza, sacudiendo mi mente y mi cuerpo hasta hacerme caer de la silla, inundada por el horror. En el suelo, me aferré a mis oídos, buscando desesperadamente una tregua en aquel caos. Conté hasta diez en un intento por recobrar la compostura, aunque la intensidad de los golpes apenas disminuía. El sonido de la puerta siendo arrancada de sus bisagras me hizo abrir los ojos de par en par, enfrentándome a la entrada de una figura macabra, envuelta en sangre y cargada de una energía malévola que parecía palpitar en el aire.

El lechero se aproximó con lentitud, arrodillándose frente a mí con un gesto grotesco de felicidad. Su mano ensangrentada acarició mi rostro, sumiéndome en una sensación de repugnancia y temor. Sus manos se aferraron a mi cintura, obligándome a ponerme de pie mientras su mirada insidiosa me recorría con avidez.

—Hueles tan bien... ¿Qué es?—murmuró mientras te olfateaba—, No puede ser sangre, tampoco tierra, ¿Qué es?

Ante su pregunta inquietante, mi mente luchaba por comprender la magnitud de la amenaza que tenía frente a mí.

La presencia del teléfono a mi lado fue mi única oportunidad de escape. Lo empuñé con determinación, golpeando al intruso en un intento desesperado por liberarme. Aprovechando el breve momento de confusión, corrí hacia la salida, pero mi huida se vio truncada por el macabro descubrimiento de los cuerpos apilados de los agentes de la D.D.D.

El Doppelganger emergió como una sombra acechante, aprisionando mis brazos con fuerza y dejándome indefensa ante su mirada hambrienta.

—¿Intentabas escapar?— su voz resonó con un tono burlón mientras su pierna se interponía entre mis muslos. Con su mano libre, exploraba con avidez la sensación de tocar mi rostro, como si fuera el cumplimiento de un deseo largo tiempo anhelado.

bloody strawberries (Milk Man y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora