La siguiente parada fue en las tazas giratorias donde Kid desafió a Killer a girar más rápido.

–¡Vamos, Killer, gira más rápido! ¡No puedo sentir el vértigo todavía! –exclamó, emocionado.

–¡Eso es porque no hemos llegado a mi velocidad máxima todavía! ¡Prepárate para sentirte mareado! –respondió, con una amplia sonrisa desafiante.

Los dos comenzaron a girar las tazas con más fuerza, riendo y gritando mientras el mundo alrededor de ellos se convertía en un torbellino de colores y sonidos.

–¡Esto es genial! ¡No puedo recordar la última vez que me sentí tan vivo! –exclamó Killer, con los ojos brillando de emoción mientras el viento jugaba con su cabello.

–Sí, definitivamente es una sensación increíble –respondió, sin apartar la vista de la sonrisa del rubio.

A medida que las tazas giran más rápido, los gritos se vuelven más intensos, pero ambos siguen sonriendo, disfrutando cada momento de la experiencia.

Finalmente, las tazas comenzaron a desacelerarse, y se encontraron detenidos en seco, con una sensación de euforia que los envolvía por completo. Se desmontaron de las tazas giratorias, aún riendo y hablando emocionadamente.

–¡Guau! Eso fue divertido –exclamó Kid, todavía sintiendo la adrenalina corriendo por sus venas.

–¡Totalmente! No puedo creer lo rápido que giraban esas cosas –respondió Killer, riendo entre sus palabras.

Ambos permanecieron de pie un momento, disfrutando del zumbido de emoción que los rodeaba, pero luego, con un gesto juguetón, Kid señaló hacia una atracción cercana.

–¿Qué te parece si vamos a esa? Es un poco más tranquila, pero aún así divertida –propuso, con una chispa de diversión.

Killer asintió con entusiasmo –¡Por supuesto! –respondió, con una sonrisa.

Juntos se dirigieron hacia la nueva atracción. Mientras esperaban su turno en la fila, seguían riendo y charlando animadamente sobre la experiencia en las tazas giratorias.

Cuando finalmente llegó su turno, se subieron a la atracción y se dejaron llevar por la suave emoción de los altibajos y giros menos vertiginosos.

Al salir de la atracción, se miraron el uno al otro con los ojos brillantes, sabiendo que había algo más que solo diversión entre ellos.

Killer tomó la mano de Kid con timidez –¿Crees que podemos ir a comer? –preguntó, con nerviosismo.

Kid sonrió con ternura –Claro –respondió, con una sonrisa.

Juntos caminaron hacia la colorida carpa donde se vendían dulces y bocadillos. El aroma a azúcar impregnaba el aire mientras esperaban en la fila.

Finalmente, llegó su turno y Kid compró un algodón de azúcar rosa y otro azul, entregando uno a Killer con una sonrisa cálida.

Se sentaron en un banco cercano uno al lado del otro, disfrutando del dulce sabor de los algodones de azúcar.

–No puedo recordar la última vez que me divertí tanto –comentó Killer, rompiendo el silencio con alegría.

Kid asintió, compartiendo el sentimiento, luego tomó un pedazo de su algodón –Aquí, pruébalo. Es delicioso –ofreció un trozo con una sonrisa.

Killer aceptó el trozo de algodón azul con gratitud, admirando la suavidad del gesto de Kid. Sus ojos se encontraron brevemente, y en ese instante efímero, ambos sintieron un cosquilleo en el estómago que no pudieron ignorar.

La conversación continuó mientras compartían historias y risas. A medida que el algodón de azúcar se deshacía en sus lenguas, el sol comenzó a ponerse lentamente, pintando el cielo con tonos ardientes de naranja y rojo.

Una vez que terminaron de comer, se pusieron de pie, listos para continuar con su aventura.

–Creo que por hoy podríamos terminar con el laberinto de espejos –sugirió Kid, mirando a su compañero con una sonrisa.

Killer Asintió en acuerdo, y juntos comenzaron a caminar en dirección al laberinto. Sin embargo, antes de que pudieran llegar, se detuvo de repente frente a la rueda de la fortuna, con los ojos brillantes de asombro.

–Wow –exclamó, mirando hacia la enorme estructura que se alzaba contra el cielo anaranjado.

Kid suspiró suavemente, resignándose a la realidad de que su plan cuidadosamente elaborado estaba yendo por el desagüe. Sin embargo, no podía evitar sonreír ante la expresión de asombro en el rostro de Killer.

–¿Quieres subirte? –preguntó Kid, señalando hacia las góndolas que se elevaban hacia el firmamento.

Killer asintió con entusiasmo, y juntos se dirigieron hacia la entrada de la rueda de la fortuna. A medida que ascendían lentamente en las góndolas, el viento susurraba a su alrededor.

 A medida que ascendían lentamente en las góndolas, el viento susurraba a su alrededor

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Notas:

• Hola, estoy de vuelta. He demorado en publicar porque estoy reescribiendo algunas de mis otras historias en otras plataformas *cof, cof* Inkitt y AO3.

•Dividiré este capítulo en dos partes porque me emocioné mucho escribiendo y quedó muy largo.

•Para los peluches de la máquina de garra, lo único que hice fue usar sus apodos, jaja.

•Gracias por su apoyo a pesar de lo mal que va Wattpad.

•No olviden votar y comentar qué les está pareciendo.

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