Capitulo 8

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Aiden se separo de mi en silencio, respetando el mío también. El ambiente se llenó de una tensión un tanto incomoda, mezcla de nostalgia, dolor y un atisbo de esperanza.

Después de unos minutos, levanté la vista y encontré su mirada preocupada. Aiden parecía querer decir algo, pero opto por esperar a que tomara yo la iniciativa.

–Lo siento, Aiden. No esperaba que todo esto se complicara de esta manera – admití nuevamente, tratando de evitar la palabra beso.

El asintió suavemente, demostrando compresión.

–Te entiendo, Cassie. Respeto tu necesidad de tiempo para pensar las cosas – suspiro fuertemente – El beso... yo... Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, pase lo que pase.

No quería hablar del beso. En verdad no quería hablar de nada, el día estaba siendo un poco loco. El silencio volvió apoderarse de nosotros, aunque el ambiente era mas liviano, como si nos hubiéramos liberado un poco de la tensión que habíamos estado teniendo. Miré el reloj. Mi madre ya se habría ido a trabajar al hospital, cogí el mando de la televisión y busque Harry Potter.

Suspire mientras miraba la pantalla –¿Recuerdas cuando solíamos hacer maratones de Harry Potter?

–Sí, era lo mejor de los fines de semana – asintió con una sonrisa.

–Tal vez, podamos recuperar un poco de eso, poco a poco – le mire de reojo con una media sonrisa.

–¿Me estas pidiendo una cita Cassie? – exploto en una carcajada – Cassie, enserio. Me encantaría.

Sonreí como una autentica idiota.

–No te flipes – me reí siguiéndole el juego – No te estoy pidiendo una cita formal, pero si algo así como un paso hacia la normalidad – dije guiñándole un ojo.

–Entiendo, señorita. Será un placer acompañarla en este maratón semiformal – hizo comillas con los dedos – de Harry Potter.

Puse mi película favorita de Harry Potter, mi sonrisa no se borraba de mi rostro. Estaba con Aiden viendo el Cáliz de fuego, como hacía años atrás. ¿Quién me lo iba a decir? Sonreí de nuevo.

–¿Enserio Cassie? – se inclino para quitarme el mando de la televisión – ¿Enserio?

–Oye, es mi favorita – me quejé – me emociona un montón la competencia del Torneo de los Tres Magos – hice pucheros.

–No voy a negar que es genial, pero debo admitir que la ultima es la que mas me impacta. Esa batalla final... épica – dijo mirando con interés la pantalla.

Me reí – Oh sí, con toda esa acción, esa oscuridad – hice la voz mas grave – Mi favorita es esta, y quiero ver esta.

La conversación se volvió mas ligera y llena de bromas. Volvíamos a ser nosotros.

–¿Segura? ¿O solo te gusta porque es cuando Hermione le dice a Ron? – me miro con complicidad.

–Es mi favorita y punto – le saque la lengua – Hermione y Ron estaban destinados a estar juntos – cruce los brazos.

Me reí ante las ocurrencias que Aiden estaba teniendo. Mire de nuevo Aiden, pero en sus ojos se reflejaba la emoción y la conexión que por unos instantes estábamos recuperando. Sin decir más, Aiden se acercó lentamente y sus labios se encontraron con los míos.

Su beso no fue como el de antes, era delicado. Sentí una mezcla de emociones que no sabía explicar. Tenía la cabeza a mil por hora. Dos besos en una tarde, y con dos significados a mi parecer distintos.

-Aiden, esto no esta bien. No podemos besarnos, y mañana hacer como que no ha pasado nada – suspire fuertemente.

Me miro con seriedad, asintiendo a las palabras que estaba diciendo.

–Mañana si habrá pasado, señorita – me toco la nariz suavemente – No voy a ser como Ron, yo hare las cosas bien.

–Oh, señorito, ¿no necesitas que te diga el hechizo de Leviosa? – me reí – No, enserio. Necesito que entiendas algo más. Me gustas, mucho. Creo que estoy enamorada de ti, desde que tenemos 8 años Aiden, necesito que establezcamos unas reglas – arrugue la cara.

No podía hablarle del pacto con Amanda, pensaría que estoy loca. Peor aún, pensaría que estoy jugando con él.

Aiden me escucho detenidamente – ¿Cuáles son esas reglas?

–Regla numero uno. Vamos a tomarnos nuestro tiempo para conocernos de nuevo, sin presiones – puse la cara de lado y sonreí – no soy la misma. Regla numero dos. Seremos transparentes sobre nuestros sentimientos y preocupaciones. Nada de mentiras, no me gustan y lo sabes.

Asintió – Estoy de acuerdo.

–Regla numero tres. – señalé la ventana – Cuando vayas a venir por la ventana, tírame una piedrecita o algo – fruncí el ceño – Regla numero cuatro. No asumiremos nada sin hablarlo primero, y la regla número cinco, pero no la menos importante, disfrutaremos el presente sin adelantar nada.

Aiden asintió con cada regla, riéndose por verme con la efusividad que hablaba.

–No cambias señorita – me dio otro toque en la nariz – Estoy de acuerdo con las reglas. Un poco disgustado con el de la ventana – río– me gusta venir a verte sin que me esperes.

Sonreí, sintiendo un alivio por dejar un poco claras las cosas entre nosotros. Terminamos de ver la película abrazados, Aiden se despidió de mi con un ligero beso en los labios, y tal como había entrado, desapareció.

El pacto de Cassie.Where stories live. Discover now