Capituló 5

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Una adolescente West.
7 de abril del 2023.

5 años después.

Melek.

El cabello me llega a la cintura y termino por hacerme un chongo preparándome para atacar al enemigo.

Me lanza el primer golpe a las costillas pero lo esquivo y le doy una patada en el abdomen bajo, no pierde en el equilibrio y se avienta con mas fuerzas haciéndome rodar por el suelo.

Me levanto con mas fuerzas y le doy un cabezazo cuando intenta tomarme del cuello.

—¡Alto!— se interfiere Irina Durand.

Nos separamos esperando que nos califiquen.

—Cadete Anderson, reaccionaste rápido. Te falta practicar pero lo hiciste bien.

—Gracias capitana.— le responde Matt, el hijo adoptivo de Bernardo y Valeria «Los comandantes».

—Por otro lado, — me levanta el mentón buscando mis ojos —cadete West, fuiste demasiado agresiva para el entrenamiento.— me regaña.

«¡Eso pidió!»

—Entonces mándame a misiones donde sirva mi agresividad — no pienso soportar regaños.

—Por no respetar mi rango y tu falta de respeto tienes una sanción — me da la espalda.

—Irina es una exageración — esta loca si quiere dañar mi expediente por una estupidez.

—¡No me tutees cadete!

Mucho respeto y eso me enoja. Como si no la viera todos los sábados en tanga saliendo del cuarto de mi papá.

Salgo echa un torbellino. Estoy harta que se les olvide que no soy una simple cadete. Mi maldito apellido es el mas grande de todo este lugar y les vale un pepino.

Entro a una de las recámaras para soldados.
Tengo la cara sucia y el cabello lleno de nudos. Abro la regadera y me preparo para darme una ducha.

Las gotas de agua hace que me arda las heridas de la espalda. A pesar que aún no voy a misiones mi entrenamiento es extremo.

Mi papá entro a la academia desde los 4 años, yo lo hice a los 10. Esto pudiera decir que mi desempeño no es bueno, pero a pesar de eso, soy una de las mejores soldados de mi generación.

No me quiero estancar, quiero crecer, ser fuerte y poderosa. No quiero siempre ser llamada la hija de Marc West, quiero que me reconozcan por lo que valgo.

Me pongo el uniforme de entrenamiento y me hago una trenza.

Pasó por los pasillos donde entrena la tropa de la capitana Hill; los murmullos se escuchan cuando notan mi presencia y la capitana les llama la atención.

Siempre he llamado la atención pero no de las mejores maneras, cuando era mas pequeña lo hacía con mis rabietas (aun las hago) pero el último año empece a notar la mirada del sexo masculino muy recurrente.

En lo personal me da igual «es su problema» pero a Marc si le molesta. Últimamente se ha puesto como loco cuando nota que los guardaespaldas me miran de mas.

Subo hasta la torre mas alta «la de mi papá» y me recibe Rita. A pesar de los años aún se mira igual, el cabello en una cola alta y no deja el vicio por las donas.

—¿Quieres una? — tiene la boca llena de glaseado y las mejillas.

—Quiero la de chocolate.

Amores Imparables.Onde histórias criam vida. Descubra agora