Capituló 4

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West Beger
11 de diciembre del 2018.

Génesis.

Me miro al espejo y no puedo creer lo que veo. Soy una albóndiga con patas, me pongo de lado y la gran panza luce.

Tengo ocho meses con dos gorditos creciendo dentro de mi y no puedo evitar sentirme más que feliz.

—Luces hermosa — dice mi prima abrazándome por detrás.

—Me veo hinchada — me quejo.

—Pero hermosa. — me regaña.

Estos últimos meses han sido un cura para mi corazón, después del escape tuve que trabajar muchísimo poniendo todo en orden.

Momentos donde me toco ser mala a la fuerza. Gran parte de los capos mas influyentes están al lado de Maximiliano así que me ha tocado sacar las garras y demostrar que no soy ninguna novata.

Me he partido la espalda intentando sacar a flote a la organización. Mariam ha estado conmigo apoyándome siempre en todo.

No puedo pedir mas, yo la amo con todo mi corazón. Ha estado a mi lado en todo lo que tiene que ver como los bebés.

Me ayudo a decorar sus recámaras, sus closet, me acompaña a la citas con la ginecóloga; en fin es la tía más emocionada.

—El doctor te dijo que descansarás — me reprende.

Es un embarazo múltiple, es riesgoso que tenga movimientos normales pues se puede acelerar el parto pero después de lo que hemos vivido, eso no es nada.

—Ya los quiero conocer — me recuesto con ella en la cama.

—Yo también— me toca el vientre — quiero ver si se parecen a ti.

—Tienen que, no los llevo en la barriga para que se parezcan a alguien mas.

—Lo único que se, es que serán hermosos como su tía Mariam —ríe feliz.

La detallo, está radiante. El cabello lo lleva suelto luciendo sus rizos naturales, y sus ojos comparten mi misma alegría.

—¿Qué dice la pequeña Grecia? — digo sonriente mirando también su pequeño vientre abultado.

—Estamos cansadas pero felices.

Después de toda la mierda que nos ha tocado vivir, decidimos pasar los últimos meses de mi embarazo en tranquilidad.

Estamos en una isla en medio del mar mediterráneo disfrutando de la paz que nos dan sus olas. Se que la tranquilidad me durará poco, tengo que regresar a Moscú pero no quiero que los mellizos sean parte de ese mundo, así que encontré un paraíso en la tierra para mantenerlos alejados.

Después del parto me quedare en sus primeras semanas y después los dejaré aquí con Alaska. Los tengo que tener protegidos y más si se que su padre está haciendo hasta lo imposible para llevarme de nuevo a la cárcel.

Se que a ellos por el simple hecho de ser sus hijos jamás le haría nada pero no pienso tener una vida en la cárcel y no viéndolos crecer. Lo siento por el general, pero ellos son míos y se quedarán a mi lado.

—¿Ya tienes sus nombres? — habla Mariam.

—¡Si!— digo emocionada.

—¡Dímelos! — me pide lo mismo todos los días.

—¡No! — contesto con la misma emoción.

Se enoja, pero ya le aclaré que es una sorpresa. Sus nombres son especiales al igual que ellos, y no quiero que nadie sepa hasta tenerlos entre mis brazos.

Amores Imparables.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt