En los años 50 una gran ola de doppelgangers se había desatado, la gente entraba en pánico, y tenía cuidado de con quién hablaba, al punto que en el edificio donde Francis vivía, se empezó a inspeccionar cada vez que alguien entraba, para asegurarse...
- Está bien -. Allí termino la conversación del tema, seguido de esto, su hija se dedico a quejarse de la tarea de historia, y como sin Mía, no la hubiera hecho.
Francis la escuchaba, pero, a la mitad no podía evitar ponerse a pensar otra vez en Angus, eran como pensamientos intrusivos, ¿cuándo se volverían a ver? ¿Qué charla tendrían este día? ¿Sería un dopple con quién se toparía? ¿O sería Ciprianni mismo?
Situación que también estaba presente en Ciprianni, quien agarraba las botellas y se las llevaba al trabajo, luego las tomaba con pajita. Cosa rara también por su parte, siendo que generalmente no consumía nada al trabajar, más que un simple café amargo, tan de repente andaba tomando leche fría y fresca.
Cualquiera que lo conozca lo miraria con una ceja alzada al pasar por su lado y ver que parecía más alegre tomando leche que su cafe, del cuál normalmente tomaba más de 10 tazas. Y por otra parte, su mente parecía divagar un poco más, y sus ojos brillaban en cuento lo hacía.
Cómo si en alguien o algo especial estuviera pensado, bueno, sí, pensaba en Francis, en verlo, en cómo se sentiría hoy, en si habría otro pequeño avance, en cuanto duraría su pequeña charla. ¿Estaría feliz? ¿Estaría igual de cansado? ¿Cómo estarían sus manos? ¿Va a verlo cuando entre? Era un ir y venir de esas preguntas.
Y distraído por ellas, no se dio cuenta que estaba manchando unos papeles de leche, no eran importantes, pero igualmente era trabajo, y tendría que rehacerlo. Solo fue hasta que sintió como las gotas caían sobre sus muslos que miro hacia abajo, topándose alarmado con la escena.
La parte posterior de las hojas estaba empapada, se apresuró a tomarlas y dejarlas un lugar más seguro, apoyando antes la botella en una zona alejada. Miro su pantalón, las manchas no eran muy grandes, pero si se miraban. Ahora tendría que aguantar hasta que se secara.
En ese momento se sintió tan estúpido por el accidente. Literalmente arruinando trabajo, ropa y desperdiciando.
Pero bueno, lo hecho hecho está, y no hay que llorar sobre leche derramada.
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Para sorpresa de el, había sido el primero en llegar al edificio. Solía casi siempre ser al revés. Era de esas veces en la que experimentaba estar al ese lado.
Angus se sentó suavemente en las sillas, sosteniendo entre sus piernas su maletín, mientras miraba impaciente la puerta de entrada. A su vez, regalaba su paso y cedía ante el resto de personas, con tal de esperar a Francis.
Aunque ese día en especial no había mucha gente, ni había ingresado un dopple. Al oír como se abría la puerta, una sonrisa de punta a punta se le formó. Finalmente había llegado.
- Buenas tardes, ¿algo interesante? - Saludo Ciprianni con alegría, mientras lo miraba. - Mmh, sí, del trabajo para acá, todo el camino fue interesante -. Con aquello Ciprianni confirmaba que ese Francis era el verdadero.
