—Exclamó la dulce y hermosa princesa.

—Muy gracioso el idiota.

Su rostro se notaba serio y rígido, pero sabía que por dentro solo estaba luchando para contener la risa... o, por mi propio bien, eso quería.

—Ya, no me llames idiota.

Le tiré otro puñado de harina, provocando que se levantara del asiento, se ubicara a tan solo centímetros de mi, y me diera una mirada asesina.

—¡No juegues conmigo, Mendes!— Advirtió, apuntándome con el dedo.

Sabía que no estaba reaccionando así porque le fuera a ensuciar la ropa o el cabello, si no por el simple hecho de que le estaba llevando la contraría. Y, pensarán que soy enfermo, pero me encanta verla enojada.

Cuando dio la vuelta para volver a su asiento, le lancé otro puñado, esta vez en el cabello. Se mantuvo quieta por unos segundos, y luego de unos minutos... la tercera guerra mundial de harina, había iniciado.

Ambos estábamos completamente llenos de harina, de la cabeza hasta los pies.

—¡Basta!— Grité, riendo y agarrando sus muñecas delicadamente.

Ella asintió aún riendo. Cuando se dio la vuelta para sacar algo del refrigerador, le tiré un paquete completo de harina encima. Joder, no me pude contener.

Al igual que hace unos minutos, se quedó totalmente quieta, la diferencia fue que ahora escuché un pequeño sollozo escapar de sus labios, y me acerqué de inmediato.

—¿Nina?, ¿estás bien? Joder, lo siento— Dije, apenado.

Primero me estaba disculpando, y a los segundos después, me encontraba total y completamente empapado con leche. Harina con leche. No, no creo que esa fuera una buena mezcla.

—¡Tramposa!, ¡me engañaste!— Exclamé, señalando como me había dejado.

Explotó en risas.

—Eso, mi querido Shawn, te pasa por deshonesto. Tómalo como una lección, jamás se debe atacar a alguien por la espalda.

Reí, y luego abrí mis brazos.

—He aprendido la lección, ahora ven aquí, quiero disculparme— Dije, sonriéndole maliciosamente.

—Oh no... aléjate de mi, Mendes— Dijo, dando un paso atrás.

—Vamos, solo un abrazo, ¿qué tan malo puede ser?— Pregunté, en tono inocente.

—Bastante malo, sobretodo cuando estás cubierto de harina y leche— Respondió, retrocedido lentamente.

Comenzó a correr, y de inmediato le seguí el paso.

—¡Ven aquí, enana!— Grité, corriendo tras ella.

—¡No soy enana, idiota!— Respondió, riendo.

Cuando estaba apunto de alcanzarla, resbaló cayendo directamente en mis brazos, cosa que me facilitó bastante el trabajo.

—Venga Nina, que yo no muerdo, y además solo es un abrazo— Dije, haciendo un puchero.

Negó con la cabeza, y rió.

—Está bien, pero solo uno— Cedió, con una sonrisa dulce.

Asentí. Abrió los brazos tímidamente y de inmediato la apreté a mí, de modo que se le pegara la mezcla que tenía en el cuerpo.

—¡Shawn! ¡jamás volveré a creer en tu palabra!— Exclamó, riendo.

Afloje mi agarre, manteniendola todavía entre mis brazos. Roce mi nariz con la de ella, y una sonrisa se formó en sus labios.

Nos quedamos unos segundos así, frente con frente, solo mirándonos fijamente el uno al otro, hasta que no lo pude resistir más.

Nuestros labios se unían como piezas de rompecabezas, encajaban perfectamente. Un beso plenamente correspondido, lleno de pasión, ternura, y...

—Aaliyah, hija, ¿por qué hay harina en el pasillo?— Escuché decir a mi madre.

Nina se separó de golpe de mi, no estaba seguro si fue por la falta de aire, o por la voz de mi madre aproximándose a lo que hicimos con su amada cocina.

Nos miramos el uno al otro con los ojos abiertos como platos; completamente sucios, y la cocina estaba, mucho, mucho peor.

—¡¿Pero qué rayos le hicieron a mi cocina?!

La saludé con la mano, sonriéndole forzada e inocentemente. Me dio una mirada asesina.

—Hmm... hola... mamita, linda...  ¿c-cómo te fue en el trabajo?— Pregunté, con risa nerviosa.

Prosiguiendo un poco con lo anterior, fue un beso lleno de pasión, ternura, y sobretodo... amor.

Y ahora, volviendo un poco a la realidad; estamos en problemas, en muchos problemas...

El pequeño ruido proveniente del horno, indicó que la pizza estaba lista.

—¿Pizza?— Preguntó mi voz al mismo tiempo que la de Nina.

Strings; memories never die✨ ➳s.mWhere stories live. Discover now