Punto de inflexión

18

Durante un buen rato tras la partida de Rhaenys, incluso después de haberse perdido en la distancia el ruido de sus pasos por el pasillo, Melissa permaneció demasiado anonada por un enjambre de ideas muy dispersas entre sí, pero cuyo resultado general era un centenar de sentimientos como: la felicidad, alegría, excitación, vergüenza y un poco de pena.

Por descabellado que pareciera, ya extrañaba el toco de Rhaenys.

Aquella situación era más de lo que alguna vez había imaginado. Un deseo intenso de pertenencia. Podría sonar enfermizo, pero no podía negar que sintió una atracción instantánea por Rhaenys.

Al principio había confundido su interés por ella, como mera intuición de que le recordaba a alguien. Había ciertas características fiscas que le hacían pensar que Rhaenys Levy era una mujer que en algún momento se había cruzado en su vida. Sin embargo, al pasar el tiempo con ella, se percató que su interés transcendía más allá de eso.

Bajó esa escusa de tratar de recordar algún parecido en alguien de su pasado, se dio cuenta que comenzó a prestar más atención en cada cosa que Rhaenys hacía. Desde sus horarios laborales, hasta las comidas que prefería. Incluso una pequeña manía que tenía cuando caminaba. Le había parecido curioso como Levy, en algunas ocasiones metiera sus manos en los bolsillos traseros de su pantalón mientras caminaba.

"¿Acaso alguna de sus amigas había notado eso? ¿Acaso Arleny lo habrá notado?" – Pensó Melissa.

Por algún motivo inexplicable y casi una situación inverosímil. Imaginó de una manera demasiado explicita a Rhaenys y Arleny juntas como pareja.

Melissa tenía una buena imaginación. Aquella escena le causo repugnancia.

"Debo de estar volviéndome loca"

¿Será qué Rhaenys tuvo algún tipo de relación con Arleny? Las dos eran tan cercanas, demasiado cercanas como para decir o suponer que solo eran amigas. Había tanta complicidad en sus interacciones, que a veces le causaba celos.

Melissa se propuso cuestionar a Rhaenys cuando regresara.

Ahora se sentía molesta. ¿Por qué había pensado en Rhaenys y Arleny juntas? Se reprochó así misma su actitud.

Blackwood tomó su celular y le envió un mensaje corto a su novia.

¿Cómo te está yendo?- Esperó un momento antes de recibir una respuesta.

Genial, ojalá termine temprano. Ansió estar en tus brazos pronto. - Contestó Rhaenys finalizando su mensaje con un emoji de besito.

Melissa Blackwood estaba en lo correcto.

Era aún mejor de lo que jamás se había imaginado con nadie. Aunque dentro de esa afirmación se encontraba una mentira implícita. Algo que no estaba dispuesta a admitir abiertamente todavía. Afrontar su propia mentira, era reconocer que se había equivocada y que había herido a alguien en el proceso. Prefería morir antes de ser sincera consigo misma.

Eso no significaba que sus sentimientos que poseía; y que estaba empezando a desarrollar; por Rhaenys no fueran reales. Por supuesto que lo eran, pero no eran lo suficientemente profundos y fuertes como los que se negaba a sentir por Holger.

Había una parte dentro de ella, en lo más profundo de su psiquis, que todavía albergaba una atracción por Ellen. No solo era un cariño por la amistad compartida a lo largo de los años. Ni un capricho pasajero, como siempre se decía. En su mente, y para su conciencia, el tener sentimientos por Holger estaba mal. Melissa se había acostumbrado a dañarse a sí misma antes de afrontar cualquier tipo prejuicio. Por lo tanto, siempre sé iba a persuadir de lo contrario, manipulando su sentir para negar lo que realmente deseaba. Poniendo de excusa la diferencia de edad, la amistad, el cariño a la familia o cualquier estúpida escusa que se le ocurriera. Pero aún con todo eso, aun cuando se reprochaba lo equivocada que estaba en entablar una relación con Holger, no se atrevía a sacar de su vida por completo.