16

38 4 14
                                    

-Ahora es tu turno – indicó Melissa, levantándose y sujetando la mano de Rhaenys para guiarla a su habitación. Con delicadeza la tumbó sobra la cama, colocándose a su lado y, durante unos instantes; que para Rhaenys fueron eternos, simplemente la observó en silencio. Levy estaba al borde del colapso.

Sí en aquel momento Melissa hubiera decido terminar la noche, Rhaenys no hubiera puesto objeción. Amó solo estar las dos juntas en el somier.

- ¿Sabes que te ves hermosa con esta ropa? – comento Melissa aún con los ojos cerrados.

- ¿Me quedó vestida?

Melissa se acercó a su cuello y lo besó con vehemencia. Entre besos y mordiscos, Rhaenys no pudo evitar gemir.

Blackwood con la yema de sus dedos tocó la clavícula de Rhaenys antes de detenerse y besarla. Con su otra mano libre, se deslizó entre el cuello y el primer botón de la camisa de Levy, explorando cada centímetro de piel que iba descubriendo.

-Eres muy sensible, ¿no? – siseó con una preciosa sonrisa.

Levy no supo que responder. Sobre todo, porque su mente estaba concentrada en seguir respirando sin perder el aliento.

Melissa le quitó la camisa de manera apresurada, miró el sujetador negro que le pareció preciosos y elegante. Algo que iba acorde a la imagen que manejaba Rhaenys. Pero no había tiempo para eso. Necesitaba verle el torso desnudo. Necesitaba ver esos pechos. Quería ver su imaginación era tan buena como la realidad.

Blackwood se posicionó sobre las caderas de Levy, cubrió con sus manos los senos de su jefa. Los acarició con la presión justa, endureciendo sus pezones.

-Supongo que sabes que tienes unos pezones increíblemente bonitos – añadió Melissa antes de inclinarse y meter uno en su boca.

Levy dejó escapar un largo gemido, sintiendo cómo su calidad lengua rodeaba su areola, cómo sus labios mordían con suavidad sin olvidarse de acariciar el pecho que quedaba libre en cada momento.

Pronto, retornó su atención a su cuello. Melissa se inclinó lo suficiente para frotar sus pechos con los de Levy, dejándolos caer a modo de caricia, haciendo a Rhaenys temblar de placer a medida que se iba deslizando hacía abajo.

-Quiero tocarte más... ¿puedo? – dijo Melissa en un tono cargado de deseo.

- ¿Quién se burló de mí por hacer esa pregunta? – respondió Rhaenys sin contener su excitación.

-Me pareció descortés solo meter mi mano... - espetó Melissa apenada.

-Está bien ya me quito todo.

Rhaenys levantó las caderas mientras Melissa desabrochó el cinturón y el botón del pantalón. En un veloz movimiento Levy terminó desnuda.

Melissa obtener el acceso completo, bajó lentamente desde los pechos dibujando círculos con su lengua hasta llegar al vientre y deteniéndose sobre el pubis y jugueteando un poco su bellos.

Rhaenys se tapó la cara con las manos al sentir una vergüenza. Su vida sexual no había sido bastante activa en los últimos meses. Y su encuentro con Sasha fue el más cercano, eso hacía casi cuatro meses. Desde entonces, no se había depilado.

-Lo siento. – dijo completamente juzgada.

- ¿Por qué? – respondió Melissa levantó la mirada y topándose con un rostro lleno de pánico. – Uh, ¿qué pasa? ¿sucede algo? ¿te he hecho daño?

-Tú... bueno... tu estabas bien presentable... yo... bueno.

Melissa se sintió asqueada consigo misma. Rhaenys había sido sincera desde el inicio. Pero Blackwood había mentido descaradamente.

Punto de inflexiónWhere stories live. Discover now