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Aclaraciones:
•La historia tendrá capítulos largos pero serán poca cantidad, aproximadamente 8 o menos.
•Situaciones medianamente explícitas, por lo que recomiendo que gente mayores de 16 años la lean.
•Temas que albergan la manipulación, falta de empatía y abuso de poder en poca medida, en general, temas maduros.
•Hay modificaciones de la historia original.
•Si no te gustan estos temas, por favor solo pasa la historia y evita los comentarios negativos.

Si decides continuar, bienvenido y gracias por darle la oportunidad al fanfic.

—Draco, discúlpate con Pansy

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—Draco, discúlpate con Pansy. —Pidió una mujer de un cabello largo y dorado, una túnica elegante de color azul marino y algunos detalles plateados en ella. Sujetaba a su hijo del brazo pero el niño rápidamente se sacudió para que dejara de sostenerlo.

—¿Por que lo haría? Fue su culpa por atravesarse en mi camino cuando jugaba, que le haya caído un inofensivo hechizo y le haya afectado solo significa que es débil. —Respondió molesto y berrinchudo, se escuchaban los lloriqueos de la niña en el salón que usaban para organizar los bailes sociales, ahora mismo estaba vacío, por suerte Pansy había venido acompañando al señor Parkinson quien tenía que solucionar unos negocios con Lucius y estaban muy ocupados como para salir de la oficina.

—Draco, discúlpate con ella, no te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando. —Su dulce voz tomó una forma dura, Draco la miro con furia en sus ojos grises que le recordaban tanto al antiguo monarca de los Malfoy, Draco había heredado ese inusual color de ojos que posiblemente nadie más poseía en Londres mágico.

—¡No quiero!

Narcissa mordió su labio inferior con enojo, se agachó para quedar de rodillas y llevó sujeto la pequeña mano del rubio para propinarle un leve manazo, habķa sido tan débil que ni siquiera había provocado algún sonido pero para Draco había sido la peor golpiza de su corta vida. Sus ojos se llenaron de lagrimas, los ojos grises brillaron y enrojecieron, Narcissa se arrepintió de inmediato, odiaba ver a su pequeño de esa forma, hasta los llantos de la pequeña niña habían sido opacados por los de Draco.

—Ya, ya, lo siento, ven. —Se disculpó rápidamente y quiso abrazar al niño quien terminó por empujarla con sus delgados brazos y salir corriendo del salón, huyendo del lugar, Pansy dejando de llorar fue a buscarlo al verlo así de triste.

Llevo sus dedos para sujetar el puente de su nariz y suspiro. Se levantó para ir a las afueras de Malfoy Manor, sabía que siempre que pasaba una situación similar, la única forma en que Draco la perdonara sería regalándole uno de esos chocolates franceses que solamente podían comprar ellos ya que eran demasiados caros para que alguien más del mundo mágico los obtuviera con la misma facilidad. Usualmente mandaba a algún sirviente por ellos pero quería caminar, así que sujetó un paragüas para salir con calma, esperando que al regresar Draco estuviera mas tranquilo. No era la primera vez que pasaba esto, no sabía que podía haber hecho mal para que aquel niño que adoraba al igual que su esposo se hubiera vuelto de esa forma, continuamente tenía que regañarlo pues el más joven de la famila era tan poco empatico con los niños de su edad que nadie se le acercaba, no tenía amigos y le parecía tan triste ver eso, usualmente los niños pequeños quieren salir con sus amigos pero él no, le gustaba burlarse de las personas cuando se veían débiles, ser caprichoso y exigir ser mimado las 24 horas del día sin importarle si sus padres estaban ocupados.

El Sirviente De La Mansión MalfoyWhere stories live. Discover now