Capitulo 33

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El vestíbulo del Café Royal está de lo más animado, la majestuosidad impresionante.

Entramos en el pequeño y recargado ascensor, ambos en silencio mientras nos lleva arriba. Ava me mira de soslayo unas cuantas veces, sin soltarme la mano. Cuando la puerta se abre, nos asalta una sinfonía de sonidos: música, parloteo, risas. Doy un paso adelante, pero noto la resistencia de Lali.

—Todos tienen ganas de verte —digo, para que se sienta segura—. Y no te dejaré sola en ningún momento.

—¿Y si necesito ir al servicio?

—Iré contigo —digo como si tal cosa, porque es lo que pienso hacer. Me sonríe, a sabiendas de que lo haré, y sale del ascensor—. Si hay demasiado ruido, me lo dices. —No quiero que se le despierte el dolor de cabeza.

—¿Qué harás? ¿Pedir a todo el mundo que se calle y ordenar a Nico que apague la música?

Le sonrío, no es preciso que conteste. Sabe que también haría eso.

—Ya, una pregunta tonta —dice sacudiendo la cabeza—. Claro que lo harías.

Cruzamos el umbral de la sala y noto que Ava me aprieta la mano; la otra sube y me agarra el bíceps.

—Relájate —le digo tranquilamente mientras cojo una copa de champán de una bandeja que me ofrecen y le quito la mano. Le doy el champán—. A sorbitos.

—Vale.

Se bebe la copa de golpe, echándose hacia atrás con sigilo cuando voy a cogerla.

—Demasiado lento, Lanzani —musita, y deja la copa en la bandeja. Con esta mujer no hay quien pueda.

—Pagarás por esto.

—Me muero de ganas.

Sube la mano y saluda, y no tarda en sumarse a nosotros Eugenia.

—Enhorabuena, Eugenia. Estás preciosa —le dice Ava, cogiéndola de las manos y haciendo que extienda los brazos para admirar el vestido de Raya en todo su esplendor.

—¿Este trapito viejo? —Eugenia pone los ojos en blanco y se acerca a Lali para darle un beso en la mejilla—. Gracias por venir. Significa mucho para Nico y para mí.

—No me lo perdería por nada del mundo. —Lali me mira de reojo y menea ligeramente la cabeza para darme a entender que le dedique algo de atención a la protagonista de la velada.

—Impresionante, de verdad —gruño prácticamente, apartando los ojos de mi taimada mujer justo cuando Nico se une a nosotros.

El traje impecable, como era de esperar. Da a su prometida un cariñoso beso en la mejilla y después se centra en Lali. No quiero que le dé mucha importancia a su presencia. Que todo el mundo comente que ha venido no será de mucha ayuda.

—Lali , estás espectacular. Nico la besa tiernamente en la mejilla antes de volver con Eugenia—. Gracias por venir. Y ahora, si no os importa que os robe a mi preciosa novia.

—Claro que no, vete. —Lali los echa y se aprovecha del camarero que pasa por su lado mientras yo le estrecho la mano a Nico.

—Despacio —advierto cuando se lleva la copa a los labios.

El cristal descansa en su labio inferior unos instantes mientras ella sopesa mis formas, cada vez más bruscas. Después hace alarde de dar el más leve, mínimo de los sorbos.

—No me provoques, señorita.

Le cojo la mano y me abro paso entre el gentío, asegurándome de despejar el camino mientras tiro de mi mujer.

Devoción Where stories live. Discover now