8 COQUETEO ALTAMENTE FEBRIL

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Jiang Cheng instintivamente se llevó la mano derecha a su pecho, a la altura de su corazón. El pobre latía alocadamente. Sabía perfectamente lo que significaba la cinta de la frente para los Lan, Wei Wuxian se lo había contado en una de las ocasiones en que pudieron sostener una charla por un período de tiempo... prudente.

—XiChen ¿estás seguro? —preguntó Jiang Cheng, sabía que era absurda la pregunta, pero simplemente quería confirmarlo.

—Sí, muy seguro WanYin —le respondió obsequiándole una maravillosa sonrisa. El rubor seguía en su cara, extrañamente no había disminuido ni un poco.

Jiang Cheng tomó la cinta con su mano derecha y se la volvió a llevar al corazón, donde siempre estuvo aun cuando ellos no habían pronunciado sus sentimientos en voz alta ni nombrando la relación que sostenían. Lan XiChen había observado los movimientos de su pareja con extrema ternura y en voz suave le dijo.

—Te amo WanYin —su voz estaba inundada de felicidad, tener la certeza de que seguirían juntos a pesar de todo le había sacado un peso de encima, aliviando su corazón.

Jiang Cheng se acercó al primer jade y colocando ambos brazos alrededor de su cuello, lo besó profundamente. Los brazos de Lan XiChen se ciñeron sobre la espalda del otro hombre, acercándolo más a él. El beso empezó suave, pero a medida que pasaba el tiempo, buscaban adentrarse más en el otro, sus lenguas comenzaron una danza excitante en sus bocas. Jiang Cheng quería mantener la concentración, el momento era especial y hermoso, pero de verdad necesitaba hablar con su sobrino. En un enorme acto de fortaleza, abriendo los ojos sujetó el rostro de Lan XiChen y se separó suavemente. Lan XiChen seguía con los ojos cerrados, la boca ligeramente abierta, los labios húmedos y rosados, su rostro seguía en un tono carmín.

—XiChen, nunca imaginé que iba a verte tan ruborizado —Jiang Cheng disfrutaba viendo como Lan XiChen seguía esperando continuar con los besos.

—¿Mmm? —con una pesadez extrema abrió sus ojos, sus largas pestañas revoloteaban sobre sus párpados, como el aleteo de delicadas mariposas. Sus ojos ocres brillaban y sonriendo agregó —tu piel me quema WanYin.

Los ojos de Jiang Cheng se abrieron de sorpresa, apenas le estaba sujetando el rostro ¿por qué diría eso? Sin pensarlo Jiang Cheng acarició con las yemas de sus dedos pulgares las mejillas de Lan XiChen y efectivamente sintió la piel nívea de su pareja caliente.

—XiChen... —Jiang Cheng colocó ambas palmas abiertas en cada mejilla— estás caliente.

—Es lo que te dije, tú me haces poner así.

—Tsk ¿qué cosas dices? —reclamó Jiang Cheng mientras colocaba una mano sobre la frente del primer jade. Abriendo los ojos con preocupación le dijo en un tono de voz más elevado—. ¡XiChen estás ardiendo!

—Sí, ardiendo de amor por ti WanYin —aclaró el primer jade en un tono de voz meloso y sensual, mientras sus ojos brillaban entre el deseo y el calor corporal.

—Deja de bromear XiChen, de verdad estás ardiendo ¡estás enfermo! Y es mi culpa por haber destruido el muelle. Perdóname —la voz de Jiang Cheng estaba cargada de preocupación y culpa.

—WanYin no te preocupes, estoy bien.

—Iré a buscar al sanador para que te revise inmediatamente —indicó Jiang Cheng mientras seguía tocando delicadamente el rostro del primer jade. Lo tomó de los hombros y lo condujo a su cama—. Acuéstate.

Una vez que Lan XiChen se acostó y lo arropó, Jiang Cheng salió velozmente de la habitación para localizar al sanador de la secta. Era un buen hombre, amplio conocedor de la medicina, alguien en quién confiaba. En pocos minutos llegó Jiang Cheng seguido del sanador. Una vez adentro de la habitación, el hombre se dispuso a revisar al primer jade, no sin antes anunciarle cada movimiento que iba a realizar.

DOBLEMENTE ATRAPADOSWhere stories live. Discover now