N U E V E | R E G L A S 🌂

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«Quería que ella pusiera las reglas, las que necesitase

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«Quería que ella pusiera las reglas, las que necesitase. Lo demás me encargaba yo de cumplir sus deseos prohibidos»

Tiger Davenport.

—¿Tienes ya el pronóstico de las ventas previstas y los pedidos para el lanzamiento? —preguntó el señor Davenport, levantando su cabeza de todos los papeles que estaba leyendo sobre el negocio.

Su empleada de 60 años, quien solía encargarse de todo lo que fuese ventas, se acercó a su joven jefe y se lo entregó con una sonrisa en su rostro.

Llevaba un año trabajando para él y lo agradecía enormemente, cuando se quedó sin trabajo y creía que con su edad no volvería a encontrar trabajo. Pero Tiger Davenport tan solo quería experiencia laboral, le daba exactamente igual la edad. Y la señora Black tenía mucha experiencia sobre ventas. Suficiente para el joven Tiger, que no le importaba en lo absoluto en cosas triviales como el físico o la edad.

Quería trabajadores que rindieran, que supieran hacer su trabajo y ayudar también a nuevos trabajadores como becarios para empezar a meterlos en ese mundo. Pero para ello necesitaban la ayuda de alguien con años de experiencia, como la señora Black.

Era viernes, ya casi las 5, hora de acabar el trabajo de esa semana y salir a disfrutar el fin de semana. Tiger lo sabía muy bien, y más después de que esa misma noche quedaría con la hermosa Ava Delacroix para hablar sobre las reglas y cosas que les gustaría hacer en esa extraña relación que tendrían.

—La previsión es de un récord histórico de ventas nada más llegar al mercado, señor Davenport. Ha recibido muy buenas críticas y el público ya está deseando que llegue al mercado —contestó su trabajadora, tan feliz como su jefe por ese récord en la venta de sus móviles.

Tiger, quien había trabajado en ese nuevo modelo más moderno junto con sus trabajadores, ya estaba viendo ciertos resultados, cosa que agradeció enormemente. No era fácil sacar algo al mercado, más tras tanta competencia que había. Pero ahí estaba y todos estaban consiguiendo sacar adelante aquel imperio.

—Muchas gracias, señora Black. ¿Por que no se va ya a casa? Se lo ha ganado después de una semana complicada. Puede decirles a todos que pueden marcharse antes del trabajo hoy —contestó feliz, con una sonrisa de oreja a oreja.

La señora, asintiendo, recogió sus cosas y se marchó, avisando a sus compañeros de lo que le acababa decir el joven jefe. Mientras, el apuesto magnate observó cansado los papeles que todavía le quedaban por leer y firmar, suspirando y deseando acabar para poder irse a su casa, darse una ducha rápida y prepararse para ver a Ava.

Quizás eso era lo único que le hacía tener ilusión ese día, sobre todo ese fin de semana.

Estaba deseando volver a verla, tomar algo con ella en un restaurante tranquilo con buenas vistas y hablar sobre el contrato que harían, las reglas que habría y las cosas que Ava le gustaría probar con Tiger. Estaría dispuesto a escuchar absolutamente todo, muy abierto de mente, pero no pudo evitar negar la cabeza al pensar en que esa joven jamás había recibido un orgasmo por otra persona y no pudo enfadarse por el mal novio que había tenido.

La Musa Del Magnate [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora