—¡A veces me pregunto si cuando naciste me distraje y Hermes me jugó alguna broma cambiando a mi hijo por otro y por eso nunca consigues hacer nada bien!

—O quizás fue que dejaste caer de chiquito —sugirió ácidamente.

—¡Hímero, esto no es un juego! —espetó enfadadísima y dedicándole una mirada furiosa.

Hímero tomó la tablet intentando acortar su charla —Lo sé, el siguiente mes subiré el número. —prometió.

—¿Es que no lo entiendes? ¡No habrá siguiente mes! ¡Estarás fuera de la nómina si entregas estos números de nuevo! —bramó la diosa haciendo que las palomas qué se encontraban cerca huyeran asustadas.

Hímero pudo sentir como si le golpearan el estómago con un bate de beisbol hecho de hierro celestial.

Si eras un dios menor sujeto al sistema de puntos, tu existencia estaba ligada a cumplir tu cuota mensual. Si no lo cumplías solo podías depender de la "bondad" de otro dios que deseara pasarte de sus puntos para mantenerte vivo.

Hímero nunca se había preocupado realmente por el aspecto de desaparecer, era hijo de Afrodita y Ares, no uno sino dos dioses olímpicos. Con que cualquiera de sus padres le diera una migaja de sus montañas de puntos el estaría bien. Su padre hacia chistes sobre eso en cada reunión familiar apodándolo "sanguijuela" o "parásito personal".

Consternado con lo que implicaba que no le pasaran puntos el siguiente mes solo pudo decir: —O sea ¿cómo?

Afrodita se frotó las sienes como si estuviera teniendo el peor dolor de cabeza divino.

—Tu padre y yo lo hemos hablado. —explicó —no creemos estarte haciendo un favor al salvarte cada mes. —se colocó los lentes de sol —Hímero, si no eres capaz de subsistir por ti solo hoy en día, solo significa qué tu existencia ya no es necesaria.

Hímero se puso de pie de un salto —¿Cómo puedes decir eso? ¡Eres la diosa del amor! Tu mejor que nadie sabe que el desamor debe existir, es lo que le da equilibrio al mundo.

—Por supuesto que el desamor no va a desaparecer. —obvió ella —Pero si la persona encargada de la tarea no consigue reunir el mínimo de puntos requeridos para ser una deidad menor... eso significa que el trabajo ha cambiado y quizás el personal debe cambiar también.

—Pero yo... —balbuceó con el corazón latiendo con frenesí. Literalmente estaba siendo dejado a su suerte por su madre.

—Tú —repitió la diosa —la próxima vez traerás mejores números o Eros tomara tus tareas y sé que sabes lo que pasa cuando un dios se queda sin trabajo o ¿debo recordarte lo que les pasó a Pan y Helios?

Después de un largo silencio Afrodita asintió satisfecha y dio por terminada su conversación esfumándose en una nube de polvo rosa.

Hímero permaneció unos minutos en silencio. Incluso cuando las palomas volvieron y comenzaron a picotearle los converse negros el seguía en shock ante la idea de morir al llegar el siguiente mes.

...

Extendió las negras alas y alzó en vuelo en cuanto pudo pensar en algo.

Voló hacia el campo de entrenamiento de Ares con apremio.

Durante el vuelo casi se desploma al darse cuenta que estaba sudando. Los dioses no solían sudar, un ser inmortal con tan solo chasquear los dedos se podía deshacer de esos inconvenientes, pero cuando estas en el límite de puntos para apenas ser dios tienes que administrar tus poderes y no desperdiciar ni un poco.

Llegó al campo de entrenamiento agitado y mojado por el sudor. Su padre pareció no reconocerlo hasta que aterrizó estrellándose contra una diana.

—¿Sanguijuela? —lo llamó —¿qué haces allí? Así tu hermano no puede disparar.

One-Shot's Solangelo y otras parejasWhere stories live. Discover now