20. for the guy who has it all

76 18 7
                                    


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Deslizó la puerta del café con cuidado haciendo sonar la campanilla en el proceso

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Deslizó la puerta del café con cuidado haciendo sonar la campanilla en el proceso. Era un local bastante anónimo que quedaba cerca del lugar en el que trabajaba y el cielo, aunque encapotado, lucía sin ánimos de lluvia. Era un lugar que conocía demasiado bien, porque quedaba cerca de su piso y usualmente iba allí casi todas las mañanas después de correr. Además, quedaba cerca del Central Park, lo que era en definitiva, bastante útil.

Se acercó a una de las mesas ocultas, al final de la fila, su cara cubierta por la capucha de su sudadera y el bolso con su computadora en el hombro, depositada en el espacio al lado suyo. Se quitó la capucha y pasó una mano por su cabello desordenado, ordenándolo un poco antes de levantar la mirada para llamar al camarero.

El chico, que no parecía tener más de diecinueve años, corrió a atenderlo rápidamente y en cuanto se dio cuenta quién era su cliente, pareció sorprendido fuera de su cabeza. Aidan esperó que no hiperventilar o algo así. Parecía, cómicamente, a un ciervo enfocado por las luces de un coche, no estaba mintiendo. Pero para su fortuna, se recompuso igual de rápido.

El gafete en su camiseta decía que se llamaba Simón. Uhm, Beth no estaba, qué curioso. Aidan levantó una ceja, observando al camarero con curiosidad mientras este se apresuraba a tomar su pedido.

-¿Qué le gustaría tomar hoy, señor? -preguntó Simón, tratando de mantener la compostura mientras escribía en su libreta.

Tratando era la palabra clave, Aidan podía claramente leer el lenguaje corporal del chico y no era bueno, suponía que eso era lo que pasaba cuando conocías a un héroe de tamaño mundial que te trataba como cualquier otro civil. Se preguntaba si a Britney Spears también la trataban así los meseros cuando salía a comer.

-¿Me puedes traer un café americano, por favor. - respondió Aidan con una sonrisa amable -. Y un croissant si tienes.

-Claro, enseguida lo traigo. -dijo Simón, retirándose rápidamente para preparar el pedido.

Aidan se recostó en su silla, observando a su alrededor el ambiente tranquilo del café y sacó su computadora del bolso, la pantalla de bienvenida dándole la bienvenida mientras esperaba. A través de la ventana a su lado podía ver la gente pasar, cada una ajena a la realidad que les rodeaba. El puntero se movió a través de la pantalla mientras pulsaba la última página visitada y consultó el reloj en la parte inferior del escritorio.

into the fire, STEVE ROGERS²Where stories live. Discover now