El Armario del Conserje

18 1 1
                                    

     La mañana del quinto día se asomó por mi venta. Esa noche no había descansado mucho y lo poco que dormí fue para encontrarme metido en terribles pesadillas que se repetían una y otra vez. El misterioso árbol de donde salía un asesino con un martillo, la gema dorada que me cegaba con su brillo de mil soles, y el cuerpo de Eva flotando en el manglar inundado. Todo lo contrario a esos lindos sueños que me visitaban en mis primeras noches aquí. La magia parecía haberse esfumado.

     No podía creer lo mucho que me había enganchado a esa chica. Puede que parezca obseso de mi parte, pero he de aceptar que soy un chico muy pasional. No me enamoro a primera vista, eso lo tengo claro, pero si veo a alguien que me llama la atención, mi subconsciente lo marca sin yo poder evitarlo. Tal vez, solo quiero sentar cabeza pero se me hace difícil.

     Mi abuela parecía haberse ido temprano, posiblemente a la tienda. Dudo que a esa hora estuviese en casa de alguna amiga.

     Me vestí y desayuné, pensativo. Quería aprovechar mi tiempo en el pueblo e investigar los sucesos que me estaban causando esas pesadillas.

     Le dejé una nota a mi abuela encima de la mesa diciéndole a dónde iría para que no se preocupara, bajé las escaleras y caminé en línea recta hasta llegar a casa de Ray.

     Toqué la puerta y, después de unos minutos esperando, me abrió la mamá de Ray quien me hizo saber que su hijo estaba en la escuela. Al perecer, en el sistema educativo de Cabasís el semestre de primavera no concluía hasta finales de Junio.

     Le agradecí por la información y me dirigí calle arriba después de llegar al parque.

     La colina en donde se encontraba H7 era más empinada de lo que parecía. No podía creer que Ray, diariamente, tenía que subir hasta llegar hasta la cima.

     Por el cansancio de la subida, me detuve un momento junto a un pequeño edificio localizado justo antes de llegar a Ruta "Central". En la acera del frente pude ver movimiento de personas descargando flores de una camioneta. Parecían estar preparando un local para alguna especie de evento.

     No me tomó mucho tiempo descubrir sobre qué tipo de evento se trataba y quien iba a ser la posible festejada, ya que el pequeño cartel en la fachada que leía "Casa Fúnebre de Cabasís" fue una pista muy clara.

     Los pelos de mis brazos se pusieron de punta.

     Decidí continuar mi camino. Tenía que enfocarme en una cosa a la vez.

     Al llegar al pico de la colina, me topé frente a frente con la imponente estructura que era la joya de la corona del pueblo.

     Cabasís Hall se ve como una de esas antiguas basílicas construidas en la época colonial. Su estructura, con diseño de arquitectura barroca, está compuesta por bloques de piedras descubiertos y una torre central que, en su punto más alto, presume de una estatua sin cabeza. A ambos lados de la entrada principal, también se pueden encontrar otras dos estatuas de piedra, una de ellas, a mi conocimiento, siendo de la Virgen. De las otras dos desconozco.

     Caminé hacia la puerta principal donde pude ver a Ray quien parecía estar discutiendo con un señor.

     —¿Por qué no puedo salir de la escuela en horario de receso, si siempre lo he podido hacer? —le dijo este con mala cara—.

     —Son nuevas normas de seguridad por el momento —le respondió el señor mientras apuntaba hacia adentro—. Nadie ha de salir o entrar sin autorización.

     Molesto, Ray giró su cabeza hacia mi y, al verme, me hizo una seña con la mano para que entrase.

     No llegué muy lejos ya que el señor, quien era el portero del recinto, me detuvo para explicarme lo mismo que le había dicho a Ray hacía unos segundos. Pero antes de poder decir mucho, Ray lo interrumpió.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: a day ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Diario de CabasísDonde viven las historias. Descúbrelo ahora