Capítulo III

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Capítulo III.

¥ Sarita ¥

Si me llevé una sorpresa al verlo parado en mi puerta a las 4:00 de la mañana y descubrír que me encontró. No estaba ni tibia si creía que las sorpresas habían acabado.

Yo estaba muy nerviosa con su presencia y su determinación. Su sola presencia me cambia de humor, me anima pero no dejo de sentirme nerviosa. No sé cómo actuar, qué hacer.

¿Y si sólo me dejo llevar?

Nunca en mis veinticinco años he hecho algo que yo realmente quiera o que me haga feliz. Puede ser que ya vaya siendo hora de ser feliz.

Salimos del ascensor para llegar a la recepción del edificio. En el cubículo de recepción se encuentra Elena, la recepcionista que cubrió el turno nocturno y no debe tardar en salir del mismo.

- Señorita Sara, buenos días. - Me saluda con picardía para direccionar su vista al instante a mi acompañante. - Señor Reyes, buenos días.

Y por qué me molesta la mirada que le lanza Elena a Franco. ¿Será que estoy celosa?

- Buenos días, señorita. - Le sonríe de vuelta.

Creo que alguien no va a regresar a mi sofá.

No sé qué expresión habré hecho que Franco me toma de la cintura. Me jala hacia él. Deposita un beso en mi mejilla derecha y dice:

- Vámonos, amor. O llegarás tarde. - Vuelve a depositar otro beso en el mismo lugar.

Elena se sonroja ante la expresión cariñosa de Franco. No sabe donde meter la cabeza. Ni yo tampoco.

¿Qué hace? ¿Acaso, marca su territorio? Bueno, eso no me molesta... Tanto.

Salimos del edificio. Salgo yo primero y siento su mirada penetrante detrás mio.

- ¡No. Puede. Ser! - exclamo con asombro, nuevamente. Al parecer es y será un día lleno de sorpresas.

- ¿Cómo conseguiste un Audi R8? - Le pegunto con asombro mientras Franco abre la puerta del asiento del copiloto para podrr ingresar en él.

- Para mi reina lo mejor. - Me responde mientras cierra la puerta y se direcciona hasta el otro lado del auto para ingresar al espacio del conductor.

- Hasta donde yo sé, no pertenezco a la Realeza.

- Claro que sí. A la mía. - Me replica.

Suspiro mientras proceso todo lo que va aconteciendo desde que desperté esta madrugada.

- Así que debo asumir que debes saber dónde estoy estudiando el curso de actualización.

- Asumes bien. Hacía allá vamos.

- ¿Tú... Eh... ya vas para el aeropuerto? - Pregunto con duda.

- No, me quedaré contigo. - Sentencia con determinación. - Ya sea en tu sofá o en la puerta del departamento.

Yo muerdo mi labio inferior derecho. Direcciono mi mirada hacia la ventana de mi lado del auto. Sonrío para mí. Siento una especie de cosquilleo dentro mio al sentir su mirada sobre mí.

Él direcciona su mirada de vuelta a la pista. Coge mi mano y la besa.

Esa pequeña acción me hace sentir muy feliz. Es revitalizador sentirse querida, amada y deseada.

- Yo estaré hasta las 12 del mediodía allí. ¿Tú, qué harás? - Le pregunto.

- Yo, bueno... Es sorpresa. Y si te lo digo ya no es sorpresa.

AU|SaFran || Una Nueva Oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora