19

139 9 0
                                    

Rihanna

No volví a ver a Lando lo que quedó de semana. No sabía dónde se había metido, siempre esperaba a verlo. Quería saber si estaba bien. Pero en lugar de él, aparecía el piloto de reserva. ¿Dónde está? ¿Por qué no viene?

–Rihanna, ¿estás bien? –Óscar me saca de mis pensamientos.

Lo abracé, no entendía nada, pero hizo lo mismo. Y rompí a llorar. No podía más con este sentimiento.

–Ri… –acaricia mi pelo–, ¿qué pasa?

No podía hablar.

–Rihanna, háblame.

–Yo… nosotros… –tomé aire–. Ya no estamos juntos.

–¿Cómo? ¿Por qué?

–Pues visto lo visto… no tenemos los mismos planes de futuro.

–¿A qué te refieres?

–Él tiene unos planes de futuro que no van acordes a los míos, y viceversa.

–Oh. ¿Qué planes son?

–Yo quiero ser madre, y él…

–Él es imbécil.

Me mordí el labio. No era imbécil. No tenía porque ser padre si él sentía que no tenía que serlo. No iba a retenerlo y a obligarlo.

–Tranquila, vendrá otro.

–Supongo.

–No te quiero ver triste…

–Lo sé.

–Salimos después y me dices que quieres hacer para animarte. Pero no te voy a dejar sola.

–Beber hasta desmayarme.

–Pues a eso vamos.

Asentí y sonreí. Menos mal que lo tenía a él. Óscar no me iba a dejar sola, y eso me aliviaba. No sabía por qué Lando le tenía tanta manía, si era un bombón.

–¿Y ahora qué?

–Pues nos vamos al hotel.

Asentí. Y de allí me fui con Óscar. Todos estaban en el mismo hotel, por lo que fue de lo más normal ir encontrando a algunos por los pasillos. Busqué a Lando entre todos ellos, y no estaba. ¿Donde coño se había metido? ¿Hacía falta desaparecer? ¡Tiene un trabajo! Joder, esto iba a ser más difícil de lo que parecía.

–¿Lo estás buscando? –me mira Óscar.

–... Sí.

–Deja de pensar en él.

–No es tan fácil.

–Lo sé…

–Vamos a la habitación.

–¿A la tuya o a la mía?

–La mía es la de Lando… tengo todo ahí.

–¿Tienes la llave?

–Sí.

–Vamos.

Esperaba que no estuviera. Quería verlo, pero a la vez no. Pero bueno, había que ser valiente en la vida. No, no estaba. Suspiré aliviada. Cogí todas mis cosas, o bueno, lo que pude.

–¿Quieres mudarte a mí habitación?

–No estaría mal.

Seguí cogiendo las cosas, ahora las del baño, hasta que oí la puerta de la habitación abrirse y el corazón se me aceleró nada más oírlo hablar con Óscar. Fue una conversación bastante agitada, pero fue corta.

ᴀᴅɪᴠɪɴᴀ ǫᴜɪᴇɴ sᴏʏWhere stories live. Discover now