EPÍLOGO: Crecer Contigo

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- Itadori... Itadori... ¡Itadori!

El pelirrosa, que miraba atentamente la ventana que daba al jardín, se sobresaltó al oír  su nombre.

- ¿Qué pasa, Fushiguro?

- Ya deja de pensar en Gojo y concéntrate -le reprendió el pelinegro - No porque hayas ascendido a hechicero de segunda grado debes dormirte en tus laureles, debes ir más lejos. Busca el primero.

- Sí, ya me lo has dicho antes...

- Yuuji - intervino Nobara en la conversación - Me cuesta decirlo pero, esta vez estoy de acuerdo con Fushiguro. El año pasado te esforzaste al máximo y ahora, que acabamos de comenzar el segundo año, ya andas desinflado.

- Es que... - el pelirrosa no pudo evitar sonrojarse - Extraño mucho a Satoru. Desde que se graduó ha sido difícil estar con él. Siempre lo llaman para una y otra misión. Y lo entiendo pero... - suspiró con tristeza - Me gustaría verlo con más frecuencia, o que al menos no lo llamen en medio de nuestras citas y que tenga que salir corriendo.

- Pues tendrás que acostumbrarte - dijo el pelinegro - Así es la vida de un hechicero, sobre todo para un grado especial como lo es Gojo. Además, a nosotros nos espera lo mismo.

El pelirrosa volvió su vista a la ventana, observando los espléndidos girasoles que se movían siguiendo la luz del sol.

- Si tan solo hubiese un modo de...

- ¡Qué hacen ahí! - la voz del ahora director Yaga sorprendió a los muchachos - Les dije que los esperaba en mi oficina a las 8 en punto de la mañana. Apresurense, ya nos retrasamos 15 minutos.

Los jóvenes salieron tras el mayor, quien los llevó hasta la frontera de las barreras de la preparatoria.

- Muy bien, aquí tienen - procedió a entregar a cada uno una carpeta - Lean sus misiones y prepárense para recibir a sus senseis.

- ¿Senseis? - dijeron los tres al unísono.

- Sí, bueno, es una forma de decirlo, porque ellos ya están graduados y son sus mayores. Ellos les servirán de ejemplo para que cada uno comience a tomar misiones en solitario. Sobre todo a ustedes dos, Itadori y Kugisaki, si buscan ascender a primer grado necesitarán todas las recomendaciones posibles.

- ¡Sí, señor! - dijeron los dos jovencitos a la vez que hacían un saludo militar.

Una figura alta apareció entre los arbustos. Un joven pelinegro, con la mitad del cabello atado en un rodete y la otra suelta. Su peculiar flequillo era inconfundible.

- ¡Geto! - saludó el director - Qué bueno que llegaste - y dirigiéndose hacia el kohai pelinegro, dijo - Fushiguro, acompañaras a Geto en su misión. Da tu mejor esfuerzo y aprende de él.

- Sí, Sensei. Y espero ser de ayuda para usted, Geto-san.

- Solo dime Geto, Fushiguro - dijo el pelinegro con una sonrisa amable - Andando, te explicaré la misión en el camino.

Mientras se alejaban, otra persona se acercaba a dónde estaban los demás.

- Mei Mei ya está aquí - dijo Yaga - Bienvenida.

- Gracias, director - dijo la peli blanca acomodando su larga trenza para observar a los jovencitos que quedaban, fijando su atención en Nobara - Supongo que tú eres Kugisaki. Dime ¿Qué harás cuando ganes tu primer sueldo como hechicera de primera clase?

- Ah, pues... - Nobara se puso ligeramente nerviosa, pero luego dijo - Sinceramente, iría de compras.

- ¡Excelente! - celebró Mei - Tú y yo nos llevaremos muy bien.

Se despidieron y emprendieron rumbo a su misión. Ahora tan solo quedaba Yuuji.

- Y por último: Itadori - Yaga miró a todos lados, y al no ver a nadie, suspiró - Qué se le va hacer, este tipo no tiene remedio.

- Disculpe, sensei - dijo el pelirrosa con curiosidad - ¿A quién se refiere?

- ¡Pues obviamente a mí! - dijo una voz conocida, aquella que Yuuji había extrañado demasiado.

- ¡Toru!

El pelirrosa no pudo disimular su emoción, y olvidándose de que el director seguía presente, corrió hacia el albino y se lanzó a sus brazos.

Satoru lo recibió con un beso intenso y necesitado, lo cargó y comenzó a dar vueltas junto con él.

Cursis hasta el tuétano, pero qué le vamos a hacer.

- Oh, Toru, estoy tan feliz. Pero... - dijo al reparar en el rostro del albino - ¿Por qué llevas esa venda?

- ¡Ah! Esto. Pues verás, descubrí que es mucho más práctico que usar gafas durante las misiones. Gracias a los seis ojos puedo ver cualquier cosa, incluso vendado.

- ¿Eso significa que ya no veré esos hermosos ojos azules que tanto me gustan? - dijo el pelirrosa haciendo puchero.

- Basta, Yuuji - dijo con voz melosa el albino - Harás que me sonroje...

- ¿Pueden parar con esto? - interrumpió Yaga - Me dará un coma diabético. Ahora, no sé cómo lograste que te emparejaran con Itadori, pero te advierto que no quiero ninguna distracción para él - advirtió seriamente - Recuerda que tu prioridad es enseñarle y conseguir que suba de grado. Así que dejen el romance para después de las misiones.

- ¿Misiones? - preguntó sorprendido el pelirrosa - ¿Significa que no será la única misión que tengamos juntos?

- Así es, Itadori - dijo Yaga - De algún modo, Satoru consiguió convertirse en una especie de "tutor" para tí. Así que, de ahora en adelante, lo acompañarás a cada misión, al menos hasta que consigas ascender de grado y puedas tomar misiones tú solo.

Yuuji quería gritar de felicidad y besar a su amado albino, pero recordó que tenía que guardar compostura.

El director se despidió, dejando solos a la feliz pareja.

- Entonces... - dijo Satoru tomando la mano del pelirrosa - ¿Estás listo para nuestra primera misión en pareja?

- ¡Sip! - respondió Yuuji con su inigualable y única sonrisa tierna y radiante - Daré mi mayor esfuerzo y aprenderé todo lo que tú me enseñes. Ya verás, te sentirás orgulloso - parándose firme, hizo una reverencia y dijo - Por favor, cuide de mí, Sensei.

- Sensei... - susurró Satoru - Vaya, me haces sentir viejo.

Abrazó a su pelirrosa, y juntos caminaron hasta el auto que lo llevaría al lugar de su misión.

- Te amo, Itadori-kun - dijo Satoru besando La cabellera de su adorable novio.

- Y yo a tí, Gojo-sensei.

🩷🌻 FIN 🌻🩷

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