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-𝙈𝙚𝙧𝙚𝙙𝙞𝙩𝙝 𝙂𝙧𝙚𝙮, 𝙧𝙚𝙨𝙞𝙙𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙙𝙚 𝙘𝙞𝙧𝙪𝙜𝙞𝙖-
Analizó su portapapeles con cuidado, tratando de asegurarse no estaba dejando nada fuera en su expediente y con la intensión de dárselo a las enfermeras cuando, al lanzar una mirada arriba, descubrir a varios agrupados alrededor de las escaleras, dejándola un poco confundida por la insistencia de todos por ver, tampoco perdiéndose las personas hasta arriba de las escaleras miraban insistentemente un lugar
—¿Y ahora que sucede? —preguntó confundida, por instinto acercándose a su mejor amiga, quien ni siquiera intentaba disimular veía fijamente las escaleras
—Una prodigio—se limitó a decir, dejándola confundida, pero decidiendo que obtendría más información de Lexie, quien hacía un pobre intento de disimular al otro lado de Cristina
—Madison Lowell, ganadora de nueve Harper Avery y al menos veinte premios más por investigaciones y cirugías innovadoras, prodigio en medicina y con un renombre impecable, sin contar viene de un legado bastante extenso de cirujanos. Nacida en New York, es la cirujana más joven en ganar el Harper Avery por innovación quirúrgica y...—
—De acuerdo, ya entendí—detuvo a su hermana, muy consciente de que no iba a detenerla por nada del mundo si la dejaba seguir
—Las enfermeras dicen entró a hablar con el jefe—soltó Karev comiendo tranquilamente una manzana al lado de ambas—Dicen es linda—agregó
—No te acuestes con una prodigio—se quejó Lexie girando a verlo
—Fue la primera en matar a una persona en un quirófano y luego revivirla—tarareó Cristina, no perdiéndose esa chispa que nunca significaba nada bueno en sus ojos
—¿Derek la conocerá? —preguntó Lexie ahora hacia ella, atrayendo la atención de los otros dos
—No que yo sepa—se encogió de hombros, dejando su portapapeles en el mostrador—¿Debería preguntarle? —
—¿Preguntarle que a quién? —
Sintió dejaban un beso en su mejilla entre la queja de Cristina y la burla de Karev al fondo, no perdiéndose una mancha gris y azul que se inclinaba sobre su hermana, así que fue fácil deducir de quienes se trataban
—Sobre si conoces a la linda prodigio—soltó Karev entre un movimiento de cejas, haciéndola rodar los ojos
—¿Quién?, ¿Maddie? —preguntó su marido, así que giró a verlo apenas escuchó el apodo
—¿Maddie? —arqueó una ceja
—Oh si, la linda señorita Maddie, todo un encanto—rió Sloan, girando a verlo justo a tiempo para verlo recibir una mirada de muerte de su hermana—Obviamente no es más linda que tu—se apresuró a decir
