—Así que me conocen —dijo Bill Stron, sacando una sonrisa.

—Quien no reconocería al mata bestias —dijo ser Freder.

—Ya, ya —interrumpió Bill —No vine aquí ha recibir elogios de desconocidos.

—¿Qué haces por estas tierras? —pregunto ser Freder —¿Cómo entraste al territorio Arventa?

—Tengo mis métodos —dijo Bill Stron luego de divagar un poco.

—¿Qué buscas? —pregunto ser Freder.

—Aun tipo escurridizo —dijo Bill Stron —Me dijeron que lo habían visto por estos bosques. Bill Stron los miro, parecía examinarlos detenidamente.

—No, no vimos a nadie y nada, más que tu —dijo Guns.

—¡Maldito calvo¡¡otra vez lo engañaron¡ —exclamo Bill Stron con la cabeza levantada hacia el cielo.

Guns se sentía extrañado, sentía que ya conocía a Bill Stron de alguna parte. En lo más profundo de sus recuerdos había visto a Bill, pero solo eran oscuras manchas que impedían recordar su pasado.

—Oye tu ¿Cómo te llamas? —pregunto Bill Stron dirigiéndose a Guns.

—Guns —dijo.

—¡Vaya! —carcajeo un buen rato —¡Así que te llamas como esas personas ¡

—¿Conoces a esa...

—¿Y tú? —interrumpió Bill —¿Cómo te llamas?

LUKA

Al tercer día de la estancia de Julius en la capital, Luka invito a un paseo por la zona de entrenamiento de los caballeros. La mañana era gris y sombría, parecía que una lluvia iba acontecer, pero solo eran ventiscas que chocaban contra ellos.

—¿Un duelo? —pregunto Luka.

Julius considero la petición del rey. Quería probar en persona la habilidad de dicho guerrero que hacía temblar a sus enemigos con su poder.

—Está bien —confirmo Julius.

En la zona de entrenamiento, parados en los estrados que rodeaban el lugar, estaban algunos caballeros y entre medio de ellos algunos mirones. Que contemplaban un duelo entre dos caballeros reconocidos: el caballero del sol poniente y el caballero del filo ardiente. Era algo que ninguno podría esperar. Luka en ese momento llevaba a sus espaldas cincuenta y dos años de edad, y por otro lado el joven caballero, apenas había cumplido los veinticuatro.

Luka sabia eso, pero no porque fuera un duelo amistoso, se iba a dejar caer estúpidamente contra alguien que apenas había comenzado hacerse un nombre en la historia.

Empuño una espada de madera, se posiciono para el combate, Julius también hizo lo mismo. Luka al mirar los ojos de Julius, solo miraba determinación, y sabía que su título no solo era de nombre decorativo.

—Muéstrame tu habilidad —dijo Luka —Estas bendecido con ese poder ¿no?

Julius miro al rey, esperaba empezar el duelo lo más rápido posible. Luka sabia eso, podía verlo en sus ojos, pero antes tenía que librar una duda.

—Está bien, majestad —dijo Julius. Tomo su espada de acero dragonico.

La espada de Julius se comenzaba a tornar de un color rojo ardiente. Esa era la habilidad por cual le habían puesto aquel título de caballero.

—¡Empecemos! —exclamo Luka, luego de haber soltado una carcajada.

Sus espadas chocaron, y ninguno de los dos aparto de la mirada del otro, nadie caía ante los fulminantes golpes de las espadas de entrenamiento. Eran duras y Luka sabía que, si continuaban así, posiblemente perdería.

Aumento la intensidad arremetiendo contra la espada que se astillaba con cada golpe que recibía. Los golpes eran duras rocas que hacían temblar las manos de Julius. Era un viejo casi retirado, pero su fuerza aún se mantenía. Julius al darse cuenta de esto, comenzó a sentir una emoción de euforia absoluta, por haber aceptado el duelo contra el rey, y líder que había comandado la batalla contra los barbaros.

—Aaah

El rey quejo de dolor. Sus antiguas molestias que no había sentido en buen tiempo. Cerly que había llegado para presenciar el encuentro, se acercó a ellos deteniendo el enfrentamiento. Llevo a su padre que quería seguir en su lucha, pero los dolores de su espalda baja superaron la resistencia de su cuerpo.

Algunos mirones se sentían decepcionados por el resultado de la pelea, pero otros estaban más que satisfechos. Pocos hombres habían aguantado por un buen tiempo una pelea contra su rey. 

DANZA DE LAS ESPADASWhere stories live. Discover now