Capítulo tercero

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ROYAN

Royan observaba como la fiesta se daba a cabo. Presentaría a los que  iban a consumar el matrimonio en unión de las casas de los Garren y los Arventa. Después de eso saldría hacia su balcón, puso sus manos en las barandas, con aires pensativo.

—Royan viejo amigo cuanto tiempo.

Royan escuchó la voz raspada y vieja. Volteo la mirada hacia dónde provenía el sonido, estaba oscuro, pero se lograba notar la silueta humana de alguien. La silueta se acercaba más hacia donde la luz apuntaba. Royan intento distinguir quien era. Hasta que lo reconoció.

—Acaso ¿no me reconoces?

—Ned, desgraciado cuanto tiempo sin verte —dijo Royan soltando una carcajada de sorpresa.

—¿Cómo te ha ido? —pregunto Ned.

—Bien... bien —respondió Royan.

—Se nota —dijo Ned —No has perdido la forma.

—Como siempre, pero tú —dijo Royan —¿Qué pasa con esa barriga?

—Es que deje el entrenamiento hace mucho —dijo Ned mientras soltaba una carcajada.

—Se nota —Royan lo miro

—Pero aun mantengo mi dominio de la espada —dijo Ned.

—Deber ser así —dijo Royan —De los tres, tú eras el más talentoso.

—Pero tenía muchas fallas —dijo Ned —Eso me quitaba puntos.

—¿y qué has estado haciendo todo este tiempo? —pregunto Royan.

—Hablando de los tres ¿Cómo ha estado Luka? —Ned evadió la pregunta.

—Está bien... Es un buen Rey —dijo Royan.

—Nunca imagine que tu hijo se casaría con Cerly —dijo Ned —¿Qué paso?

—Pasaron muchas cosas, pero está todo bien...

—Pero ¿Qué haces aquí afuera? —pregunto Royan —Pasa, la fiesta está adentro —le ordeno.

Ned lo pensó, no quería pasar había entrado sin que nadie se diera cuenta de él, al mismo tiempo quería hablar con aquellos que no había visto hace ya mucho tiempo. Ned accedió y entro discretamente hacia el festín de vinos. "Diez años. Estuviste afuera tanto tiempo" pensó Royan. Ned hablo con algunos conocidos por un momento fugas. Pero luego desapareció como si nunca hubiera estado ahí. Pasaron varios días desde la fiesta y ya llegaba la hora en la que Julius su hijo visitaría la capital. Mando a preparar regalos costosos y hermosos perfumes de fragancias florales, vestidos de ceda, utensilios de porcelana fina y algunas que otras joyas preciosas. Recordó que había buscado a Ned la noche de la fiesta, pero él ya se había ido.

Royan era conocido como el caballero del alba, parte de los tres grandes de Arventa. Su espada cortaba como la salida del sol, que calentaba poco a poco las heridas hechas por su filo. Estaba en el cuarto donde escribía los documentos y respondía las cartas. 

—¿Quién? —pregunto Royan después de haber escuchado un golpeteo en la puerta. 

—Soy Cedrani — dijo la mujer. Era esposa de Royan.

—Pasa.

Cedrani abrió la puerta y paso. Se acercó a su esposo. Él estaba sentado respondiendo las cartas. Cedrani le abrazo por la espalda posicionando sus brazos en el contorno de su cuello. Acaricio su cabello plateado oscuro combinado con las canas provocadas por la edad, y aunque era fuerte la edad le había quitado la agilidad que tenía en antaño, pero seguía manteniendo su fuerza que tanto le caracterizaba. Pero como muchos dicen, que con la edad viene la sabiduría, esto había llegado de buena manera a Royan. El acaricio tiernamente la mano de su mujer.

DANZA DE LAS ESPADASWhere stories live. Discover now