Una novela divertida y romántica, que nos cuenta la historia de Eva. Que a sus 42 años, no está en su mejor momentos y decide darle un cambio radical a su vida. Pero buscando la calma que ella cree necesitar, encuentra a Lucas. que la alterará en to...
Marta se quedó un rato, nos tomamos un café en el columpio y hablamos de todo un poco. Es una chica muy peculiar, quiere irse del pueblo, pero al mismo tiempo habla de él con orgullo y admiración. Me preguntó de que trabajaba, por mi familia y porque me había venido a vivir a Sotillo. Y alucinó cuando le hablé de mi web y del proyecto del libro. De ella me contó que está haciendo bachillerato, que está castigada porque la pillaron con un porro, y que le gusta un chico del pueblo que se llama Sergio.
Cuando Marta se fue puse música y empecé a recoger, se limpia mejor cantando. Cuando empezó a sonar "Perfect" de Ed Sheeran, recordé la terraza de La Venta y aquel primer beso. Y tuve que llamarlo.
-Hola vecino.
-Hola vecina.
-¿Puedes hablar?
-Contigo siempre. Te iba a llamar cuando parará al desayuno, pero aún no he podido parar.
-Pobrecito mío, voy a tener que hablar con tu jefe, te tiene explotado.
-¿Cómo estás cariño?, ¿Qué tal tu ojo?
-Bien, muy bien. Ningún problema.
-¿Y qué estás haciendo?
-Pues ahora recoger un poco, pero ya he corrido 6 km, he desayunado donde Valle, he comprado en los furgones y me he tomado un café con Marta.
-¿Con Marta?
-Sí, me ha ayudado con las bolsas y luego nos hemos tomado un café en el columpio, que al parecer es famoso en el pueblo.
Oí a Lucas hablar con alguien.
-Si estas ocupado hablamos luego.
-No, es que estoy con Miguel, el padre de Marta. Y le estaba diciendo que has estado con ella.
-Dile que tiene una hija encantadora.
-Se lo diré. Intentaré ir pronto, pero estamos moviendo unos toneles y no podemos dejarlo a medias.
-Tranquilo, tengo tarea pendiente en la web. Últimamente estoy muy distraída.
-Me encanta distraerte.
Se oyeron risas y algún Oh! de fondo.
-Te dejo cariño que voy a despedir a alguien.
-Hasta luego, un beso.
-Otro.
Deje el móvil en la mesa y seguí con lo que hacía, pero no podía dejar de sonreír al pensar en los compañeros de Lucas metiéndose con él.
Entonces me llegó un wassap y lo miré corriendo pensando que sería de Lucas, pero era de José Luis.
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Guarde la escoba y el trapo, saqué un poco de pescado del congelador para esta noche, pasé por el baño para peinarme un poco y me fui otra vez a lo de Valle.
