-Si quieren se la prestamos hasta el mediodía, pero luego la llevaremos a almorzar y a pasar una tarde juntos – dice Aidan y yo levanto una ceja.

-¿Se la prestamos? ¡No soy una cosa! – me quejo – Y se supone que no puedo salir de la mansión por si no recuerdan – digo con obviedad.

-Tus hermanos nos pidieron hacer una excepción y Einar tan amablemente ofreció algunos guardias para cuidarlos, así que aceptamos, para que puedas tener un día al menos un poco normal – me dice papá y yo le sonrío en agradecimiento.

-Gracias tío – le digo y él me guiña un ojo, vuelvo a mirar a mi alrededor, buscando inconscientemente a Kilian, y al ver que definitivamente no va a venir suelto un suave suspiro - ¿desayunamos? – murmuro señalando la mesa.

-Mmm claro – dice algo inseguro tío Einar, yo frunzo mi ceño.

-¿Pasa algo? – pregunto, y él se rasca la nuca, como siempre que hace cuando está nervioso, Kilian a veces también lo hace.

-Buen día familia – una voz detrás de mí hace que se me ericen todos los bellos, su voz es alegre – Buen día cumpleañera – dice justo detrás de mí, yo me giro para poder verlo, me doy cuenta de que extrañé verlo estos dos días – Feliz cumpleaños – me susurra, estirando hacia mí un ramo de yerberas que no había visto, sonrío al verlas, son mis flores favoritas, y el ramo tiene de diferentes colores, exactamente como a mí me gusta. Me pregunto si él recordaba que son mis favoritas o si alguien le dijo, pero la realidad es que no tiene importancia, el gesto es demasiado dulce.

-Gracias – murmuro, él me sonríe y se acerca intentando parecer seguro, pero noto el miedo al rechazo en sus ojos. Deja un rápido beso en mi frente que hace que todo mi cuerpo se encienda, y se separa de mí.

-¿Por qué no han empezado a desayunar? – pregunta mientras camina hacia sus padres.

-Te estábamos esperando cielo – le dice tía Aitana.

-¿Te comió la lengua el lobo? – me susurra Katia, yo me sobresalto y la miro frunciendo el ceño, ella me sonríe de forma burlona - ¡Vamos a desayunar! Muero de hambre – tras eso todos nos sentamos en la mesa a desayunar, aunque poco pude comer, con Kilian frente a mí, mirándome siempre y sonriéndome de esa forma, me era imposible concentrarme en algo más.

Cuando terminamos de desayunar, Katia y Keila me arrastran hacia mi habitación para que me cambie. Una vez que las tres estuvimos prontas salimos de la mansión, afuera se encontraba Kilian con diez soldados. Se encontraba hablándoles como un Alfa, y no me di cuenta cuando fue que quedé parada simplemente mirándolo de forma idiotizada, verlo en su rol es algo muy digno de ver. Katia a mi lado me pellizca y yo sacudo rápidamente mi cabeza, para poder mirarla, ella y Keila me miran con sonrisas pícaras en sus caras, y yo solo frunzo el ceño.

-Chicas ellos las acompañarán – nos dice Kilian acercándose un poco a nosotras, pero manteniendo las distancias.

-¿No te parece exagerado? Son diez – digo señalándolos con la cabeza.

-Ninguna seguridad es suficiente para tres de las mujeres más importantes de mi vida – dice, logrando que miles de mariposas vuelen en mi estómago. Muerdo mi labio inferior y solo asiento, no pudiendo contestarle nada ingenioso – Por favor cuídense – nos pide a las tres, nosotras asentimos con la cabeza. Se acerca a sus hermanas para dejarles un beso en la frente a cada una y después se acerca a mí, mis manos transpiran de anticipación, su mano va directo a mi mejilla y deja una suave caricia allí, para después acercarme a él y dejar un beso lento en mi frente. Noto como le cuesta dejarme ir, y también cómo olfatea el aire alrededor de mí antes de hacerlo, y tengo muchísimas ganas de pedirle que no me suelte, pero no lo hago.

Una Loba para el CachorroWhere stories live. Discover now