CAPITULO 37: "Mentiras Verdaderas"

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-Entonces tómalo como el momento para detenerte de lo que sea que estés haciendo

-Me gustas Victoria, no pienso detenerme, quiero mi beso, o no vamos a salir de esta habitación, y créeme que no me interesa para nada hacerlo

-... Rothschild -dejó salir un gritito de pánico ante sus palabras- No puedes decir eso, no puedes

-Puedo decir lo que me plazca y ahora quiero mi beso o no nos vamos a mover de aquí

-¿Me estas amenazando?

-Si

-Bueno, pero si después no te quiero hablar no te quejes

A penas terminó con su advertencia lo besó, pero esta vez fue distinto, fue un beso cargado de deseo, caricias y cierta desesperación

-Abre la boca Vic, no me hagas sufrir más -susurra ansioso

-Hay mierda, esto es una locura

-Lo sé, lo sé, pero se siente tan bien...

Finalmente tras 3 intensos minutos fueron deteniéndose, con respiraciones agitadas se miraron a los ojos y sin poder evitarlo se largaron a reír.

-Vamos a cenar Vic

-Ve tu primero, tengo que cambiarme -le sonríe tímidamente

-Te puedo esperar

-No, quiero estar un minuto a solas

-Un minuto, o regreso por ti - le advirtió con una tierna sonrisa

-No me presiones "Matt", voy en un minuto

Asintió no muy seguro y se encaminó a la puerta, no sin antes echarle un vistazo a Victoria, quien seguía donde mismo, con la mirada perdida, intentando procesar lo que acababa de ocurrir, verla confundida le alegró, significaba que la estaba afectando del modo correcto.

Confundida y atontada por el intenso momento que le hizo pasar el "señor" Rothschild caminó al vestidor y se cambió la camiseta por una de las tantas que se había puesto anteriormente, pasó al baño y al ver su reflejo lo comprobó, seguía ruborizada y con los labios ligeramente hinchados y rojos.

Ordenó un poco su cabello y salió de la habitación solo para encontrarlo esperándola

-No quiero entrar solo

Le dedicó una media sonrisa y tomándola de la mano la guio hasta el lujoso salón de eventos en el que estaban todos ya a la mesa esperando a que llegaran

-Ya puedes regresarme mi mano -lo detuvo antes de cruzar la puerta

-¿Por qué lo haría?

-Ya te dije que no pienso seguir ayudándote en eso

-Pienso que ya no es necesario, ¿no crees? -dice jalándola hacia el

-No lo sé, son tus asuntos, no míos, ahora por favor, ¿me puedes soltar?

-Si te enojas así, nunca entraremos a ese salón -le advierte Rothschild

-¿Qué clase de amenaza es esa?

-Voy a volver a besarte, aunque patalees y no quieras, siempre quieres, lo sé -se acercó dispuesto a besarla pero esta vez no fue así

-Suficiente -soltó Victoria molesta

Se soltó de su agarre y entró de una vez en el salón, ganándose la atención de todos los presentes en la mesa. Como buen caballero George, asistente personal de Elizabeth, se puso de pie, seguido por Adam, aguardaron a que ella en silencio tomara asiento.

El Contrato ©️(SIN EDITAR)⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora