Beso 06.

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Seis de enero, Liam.

Llegó el momento de vernos por segunda vez, estoy nerviosa, desde esta mañana no paró de hablar sobre ti y de lo emocionada que estoy, mi madre ya está harta de mi, pero es que se me es imposible no estar feliz e hiperactiva.

¡Dios mío! Son las cinco de la tarde, algunos amigos ya han llegado al lugar de la reunión y tú no estás, mis manos están sudorosas y no paró de caminar de un lado a otro. ¿A qué horas llegas Liam?, pienso a cada momento tratando de ser paciente para calmar un poco mis nervios.

Hasta que al fin apareces, Liam. Tu llamada me tomó un poco desprevenida, el tartamudeo en mi voz era inevitable y se que a cada rato la lengua se me enredaba, estabas cerca del lugar un poco perdido, pero lograste llegar; te vi desde lejos con esa bolsita de regalo entre tus manos, esa camisa de vestir azul que te queda perfecta, desde ese momento mi corazón dio un vuelco y sus desesperados latidos los sentía en mi garganta.

Al abrir la puerta, verte llegar y darte ese abrazo, fue lo mejor del mundo. Sentir y escuchar los latidos desenfrenados de tu corazón, estabas nervioso, pero tu linda sonrisa nunca se borró de tu rostro.

¡Dios mío! Es que te ves tan guapo.

***

Se que pasó la noche y estaba tan feliz, que no podía creerlo, recuerdo que una de mis tías se me acerca y me dice:

-Ese orangután siente algo por usted.

Mi respuesta fue un simple.

-Ash tía, no creo.

Cuando por dentro lo único que daba era brinquitos de felicidad. ¿Era tan notable? Vale, se que a cada rato ibas al baño e iba detrás tuyo para acompañarte, como si en el trayecto de la sala al baño te pudieras perder.

Nunca te perdía de vista, de alguna u otra forma me las ingeniaba para verte de reojo... recuerdo que en algún momento, estando en el estacionamiento de aquel lugar te abrace, justo mi oigo quedaba a la par de tu pecho, volví a sentir y oír los latidos de tu corazón; puede que esto suene irreal, Liam pero, ví pasar una estrella fugaz ¿Y que pasa cuando ves una estrella fugaz? ¿Le pides un deseo, no? Y eso hice, le pedí un deseo, creo que en algún momento te lo llegue a contar.

¿El deseo se me cumplió? ¡Por supuesto que sí!

Pero la otra parte del deseo quedó a medias

Ya todos los invitados estaban por irse, de hecho ya se estaban retirando del lugar, recuerdo que llamabas y llamabas a alguien, que al final resultó ser el taxi que te iba a buscar, me dijiste que era tarde y que aquel señor no te podría buscar, ¿Cuál fue la solución? Que te quedarás en mi casa, llamamos a tu madre y todo ¡Dios mío! Esto era una locura. Estaba feliz porque te ibas a quedar en mi casa; definitivamente creo que fue el mejor regalo de cumpleaños.

Al llegar a casa, mi madre dejó que durmieras en un colchón en la sala, es que no me lo podía creer, ¡Tú! el chico que me gusta, quedando en mi casa, simplemente una maravilla; de los nervios que tenía, estaba que vomitaba, las manos me temblaban, no sabía qué hacer, me sentía una estúpida por sentirme de esa manera.

Ya era tarde, no recuerdo con exactitud qué hora, pero era de madrugada; me acerque a la sala para despedirme de ti y desearte las buenas noches, ya en pijama, sin maquillaje y con el pelo alborotado te volví a abrazar, si fuera por mi dormía contigo, pero mi madre no me dejó hacerlo; recuerdo con exactitud cuando me dijiste:

-¿Me podrías dar un beso?- ¡Por Dios! Mi estómago se revolvió por completo de los nervios, tenía tantas ganas de dártelo, pero me hice la "difícil" en ese momento no te lo di.

Estuvimos abrazados por un lapso largo de tiempo, mi madre ya estaba llamándome para irme a dormir, me despedí de ti con otro abrazo que no quería soltar y justo en ese momento te di el beso.

Te bese, porque sabía que si no lo hacía iba a lamentarlo el resto de la madrugada, el resto del día y el resto de la noche.

Atentamente: Jess.

Cosas que te quiero decir.Where stories live. Discover now