un mundo impecable, una utopía, pequeño pero a su vez enorme, los chicos amaban vivir allí.
un reino magnífico para trece muchachos donde la comida era ideal, los paisajes extraordinarios
¿qué mas necesitaban? ¿qué les faltaba? su hogar era perfecto...
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dos personas estaban disfrutando del sol, pero una llovizna les hizo volver a entrar a casa de uno de ellos
minghao solo se reia de como el cabello de soonyoung se habia aurrinado por culpa de la fuerte llovizna que los ataco de la nada, soonyoung solo lo miraba fingiendo molestia
—si quieres puedo preparar un poco de té, va a hacer frio
—bien, gracias hao —el nombrado tomo camino por el otro lado de la casa, mientras soonyoung se recosto en el suelo sobre una suave y comoda alfrombra rosa—
pasaron los minutos y minghao habia tardado mas de lo normal en solo hacer un té para dos personas, soonyoung abrio sus ojos y se levanto rapidamente para ir en busqueda de su amigo
pero algo lo detuvo
sintio un jalon en su cintura
bajo su vista y noto que habian cadenas rodeando toda su cintura, tambien sus manos y sus tobillos. se asusto y trato de quitarselas, pero como era de imaginarse, no lo logro. lo siguio intentando pero escucho a lo lejos la voz de minghao
—¡no te muevas mas soonyoung!
—¿donde estas?
—detras de ti
y asi era, al girar vio a su amigo, estaba en su misma situacion, tenia cadenas en los mismos lugares que él, lucia asustado, no entendia como llegaron a esa situacion
—soon, ¿donde estamos?
algo de lo que el mayor no se habia percatado era que no estaban en su hogar, estaban en un salon vacio, lo unico que resaltaba alli eran aquellas paredes grises y un gran ventanal que les permitia ver todo su hogar, cada casa de cada uno de sus amigos, hasta se podia ver el jardin de jihoon, ¿por que estaban en ese lugar?
—¿minghao?
—¿que?
minghao entendio porque habia mencionado su nombre, ambos habian empezado a sentir un dolor insoportable en sus cinturas, las cadenas se estaban apretando marcando sus pieles. ambos por instinto intetaron separar las cadenas de sus cuerpos, pero en cada intento lastimaban sus manos
minghao se acerco a soonyoung y lo abrazo, sabia que él estaba igual de asustado, sus cinturas dolian, sus tobillos comenzaban a sangrar
una brisa ligera paso por sus rostro y una voz susurro
"Es su culpa"
no sabian de donde venia esa voz, se asustaron
sus respiraciones comenzaron a ser entrecortadas y débiles, el dolor y la falta de oxígeno los consumía lentamente. sus muñecas estaban rojas, dolia el solo moverlas, pero aun asi, las movian para alcanzar las manos del otro y darse consuelo en aquel sufrimiento
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