04: Agente del FBI

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CAPÍTULO 4

Agente del FBI



Era miércoles, y me encontraba saliendo del salón donde recibía clases de ética para ir al baño. ¿Desde cuándo el baño quedaba tan lejos? Mejor pregunta, ¿Por qué veía clases de ética si era lo que más tenía?

Diosito, ilumínala o elimin....

Si me eliminan a mí, te eliminan a ti.

Mejor, porque no te soporto.

Una actualización, es que había estado hablando a través de mensajes de texto con Mario; además, Vivian me había llevado a conocer la Sagrada Familia, porque sí, creo que me había olvidado de mencionar que me encontraba en Barcelona. En mi salón de clases sólo había entablado una conversación con un chico llamado Bruno, que se sentaba a mi lado, y otra chica llamada Sofía que me había ayudado explicándome como era era el sistema educativo en las universidades.

En resumen, mi vida social se encontraba por los suelos; y eso ¿Es una novedad en mi vida? Tampoco lo es, porque con suerte me llevaba de maravilla con la novia de mi hermano.

En fin, por otra parte puedo decir, que al ser adicta a escuchar música, este pequeño tramo que no me tomaba más de tres minutos de recorrer para llegar al baño, lo aproveche para escuchar una canción; porque no me culpen, era el tiempo suficiente para escuchar una canción.

El tiempo es oro, y si lo tenía, lo vendía para hacerme rica y ganar dinero; porque dinero es lo que menos tengo.

Por eso mismo, estaba escuchando música a todo volumen, sin importarme quedarme sorda en una tiempo no muy lejano; por alguna razón, el móvil cuando estaba en la mejor parte, sonó indicándome que tenía notificaciones, aunque las ignoré. Estaba a nada de romperlo y privilegiarlo de que llegué a la Fosa de las Marianas por el impulso con el que iba a lanzarlo. Parece que el destino se propuso actuar en mi contra para que dejara de escuchar música, porque escuché que alguien me estaba diciendo algo ¿Quién era tan imprudente, como para hablarle a alguien que estaba escuchando música? Porque era obvio que si lo hacía, era para no escuchar a nadie; aunque parece que no le importo este pequeño-gran factor, al chico que me interrumpió.

- Disculpa, ¿Sabes dónde está el salón de finanzas?. -Escuché que decía un chico, pero no le presté atención porque no sabía si se estaba dirigiendo a mí o no.

Eres tonta, ¿A quién más le va a hablar? Eres la única, además de él, en el pasillo.

-¿Hola? ¿Me has escuchado?- Ahí me di cuenta que la cosa era conmigo, o eso analicé.

-¿Me preguntas a mí?- Cuestioné. Este chico era tonto si pensaba que yo lo podía ayudar.

No sabía donde estaba, y de no ser así, tampoco le hubiera dicho por haberme interrumpido.

El problema era que, la mayor parte que conocía de la universidad era el baño, y eso que me había olvidado de como llegar y estaba perdida.

Me di cuenta de que él era un poquito más alto que yo, cabello castaño y ojos marrones. Unos hermosos ojos marrones por cierto.

Se me pasó el momento de coraje; es más, ¿Quién estaba molesto?

-A no ser que tengas un siamés y no me he dado cuenta.....- Dijo él con un sarcasmo bastante descarado, considerando, que ni siquiera yo llegaba a ese nivel con alguien que recién conocía. -Sí, te estoy preguntando a ti -Continuó al ver que no le respondía.

La oportunidad de un para siempreWhere stories live. Discover now