015: Mi Perdición

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CAPÍTULO 15

Mi Perdición



Estos días me había sentido un poco... ¿Cómo decirlo? ¿Extraña? Sí, extraña; pero no era por factores externos, sino que en realidad todo era por mí misma. Quizá, todo esto se debía al hecho de que decidí volver a escribir en mi diario, y todo esto se resumía en que pensaba que era la mejor terapia, y desde luego, considerando el ataque de nervios que tuve al día siguiente de mi cumpleaños, era lo más coherente que podía hacer frente a la situación. También, seguía sin saber muy bien de qué se trataba exactamente lo que sentía, pero estaba segura de que tan positivo no era.

Por otra parte, sea lo que sea que sentía por Héctor, cada día iba incrementando más y más, y la manera en la que lo hacía, me asombraba y aterraba en partes iguales. Soy sincera cuando digo, que nunca en mi vida había tenido una pareja, así que no sabía con certeza que se sentía estar enamorada en ese sentido; aunque, si él realmente me gustaba, era un sentimiento muy bonito que estaba segura que no quería dejar de poseer.

Hasta ese punto, consideraba que querer a fin de cuentas, enriquecía el alma, porque mi corazón estaba tan ocupado en abrazar a la persona que poco a poco entraba en él, que se olvidaba que tenía una herida que pedía ser cicatrizada.

Por otra parte, ahora estaba saliendo de la primera clase que tenía ese día, puesto a que en mi horario, apenas habían dos materias a las que debía asistir. Además, en mis planes para ese momento, estaba pasar por la biblioteca y estudiar el examen del día siguiente, llamar a Víctor, y aprovechar ese pequeño, de verdad, pequeño descanso que tenía para almorzar.

En lugar de parecer una universidad, ese lugar parecía un convento militar. Con esos horarios, con suerte tenía tiempo para respirar automáticamente.

Cuando pasé por la cafetería para dirigirme a la biblioteca que se encontraba en el otro pasillo, me detuve cuando dos personas en específico acapararon toda mi atención, mismas que estaban conversando animadamente, y fue allí cuando caí en cuenta de que se trataba de Vivian y el actual dueño de mis pensamientos.

Me causó gracia que Héctor le decía algo mientras le sonreía dándole a entender que estaba muy convencido de su propia idea, pero por su parte, Vivian demostraba total indiferencia a lo que él le decía. La expresión de ambos cambió repentinamente cuando Héctor miró a otro lado diciéndole algo que no supe que era, pero por sus expresiones faciales, logré notar que estaba un poco nervioso; pero lo que más me sorprendió fue que Vivian se empezó a reír de lo que sea que le contó o confesó, pero al ver la cara de disgusto que él puso ante su reacción, su risa cesó para luego darle un asentimiento de cabeza, como diciéndole que estaba de acuerdo con lo que él expresaba.

Ante todo esto, solo fruncí el entrecejo y di media vuelta para continuar con mi camino. ¿Qué le dijo Héctor a Vivian?. De lo único que estaba segura, era de que si no me apresuraba, no alcanzaría a estudiar y saldría fatal en esa prueba.

Por eso, después de voltearme nuevamente para echarles un último vistazo, continué con mi rumbo a la biblioteca.







Una hora después de haber terminado de estudiar en la biblioteca, tomé mi móvil para reconfirmar la hora y me di cuenta de que, en efecto, eran las once de la mañana; así que mientras guardaba mis cosas para dirigirme a mi última clase del día, la cual para mi mala suerte terminaba a las dos de la tarde, entré en Instagram para ver qué actualizaciones había, y sobre todo, porque quería ver qué publicación había puesto mi hermano en la monotonía de su trabajo; pero mientras pasaba cada historia, totalmente impasible, una en específico llamó mi atención.

La oportunidad de un para siempreМесто, где живут истории. Откройте их для себя